viernes, 29 de abril de 2016

Lectura 20

LIBERTAD Y LIBERTINAJE EN LA EDUCACIÓN.

Hay una clara diferencia entre libertad y libertinaje que, no obstante, es ignorada voluntariamente sobre todo por quienes practican de esto último, con el fin de adherirse al derecho universal de libertad, para justificar sus acciones. Todo ser humano es libre de pensar lo que quiera. “Somos libres de lo que pensamos y esclavos de lo que expresamos”. Todos somos libres de expresar nuestras opiniones, pero viene con la responsabilidad simultánea de las ideas que expresamos.
No existe libertad absoluta entre los seres humanos, nunca ha existido y tampoco existirá. Muchos confunden la libertad con el libre albedrío. “El libre albedrío se define positivamente por la simple posibilidad de elegir y, negativamente, por la ausencia de coacción interna”. La verdadera libertad es una relación entre libres, iguales y con respeto a su dignidad: la libertad de cada persona de expresarse o actuar tiene como límite la libertad de la otra persona, grupo, comunidad, nación, país y la humanidad.
Tiene máximo valor la expresión: “No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti”.
Quien no es responsable por lo que dice o hace no practica la libertad, sino el libertinaje. Eso es simplemente tener licencia de decir o hacer lo que le dé la “regalada” gana, es extrema irresponsabilidad. Ninguna persona tiene la libertad y el derecho a denigrar la honra ajena. Quien no respeta la dignidad no es libre, es un libertino. El hombre que impone su voluntad a una mujer no es libre, es un machista. Ningún padre tiene la libertad de violar los derechos de los niños. Un niño, adolescente o joven no son libres para ser insolentes, son maleducados. El que tiene más dinero y humilla al que tiene menos no es libre, es un prepotente. Ninguna persona tiene la libertad de atentar contra la moral y buenas costumbres de una comunidad. Los medios, las cadenas y monopolios mundiales de comunicación en nombre de “su libertad” no tienen el derecho de mentir, deformar y alienar las conciencias y culturas. Nadie tiene la libertad de cometer crímenes de lesa humanidad. No es libertad de comercio imponer reglas a través de la fuerza y el miedo que conducen a la pobreza de pueblos y países.
En los que tienen poder político, militar, económico, empresarial, comunicacional, administrativo o personal, la “libertad” de ellos termina donde comienza la de otros que exigen mutuo respeto. Los que no respetan la justicia, la libertad y la honra creen que tienen la “libertad” de invadir, colonizar y humillar a los demás. Eso es libertinaje. Eso es abuso de poder.
De acuerdo al poder que se tenga, el hacer uso de la libertad es igual a la responsabilidad de responder ante los demás.
La libertad humana no es ilimitada. El hombre debe usar de su libertad dentro de los límites que imponen la moral y las leyes. Cuando sobrepasa esos límites, cuando abusa de la libertad, cae en la licencia, es decir, en el exceso de libertad.
La libertad tiene que estar unida al deber. La libertad sin freno, sin la conciencia del deber, sin el respeto de los derechos ajenos, produce la anarquía, el imperio de la fuerza bruta sobre la inteligencia y la moral.
En el orden individual la libertad verdadera y digna de ser deseada es la que no hace al hombre esclavo del error ni de la pasión. La única libertad que merece este nombre no es la que nos mueve a hacer todo cuanto se nos ocurre; sino la que nos ayuda a lograr nuestra propia perfección.
La libertad no consiste en hacer lo que se quiera; la libertad consiste en poder hacer lo que se debe, y en no ser obligado a hacer aquello que no se debe hacer.
En el orden social la libertad busca la dignidad de la persona humana y el bien común. Está limitada por la ley y se basa en la igualdad
El alcance y el ejercicio de la libertad en la sociedad están limitados por la dignidad esencial de la persona humana y por el bien común.
Hay ciertos derechos y libertades individuales o familiares que el Estado debe proteger, como el derecho al honor y la reputación, el derecho a la libertad religiosa, el derecho originario de los padres sobre sus hijos y su educación.
En cambio, otros derechos sólo son legítimos, en principio, si no perjudican al bien común. Como el derecho de propiedad, de libre expresión del pensamiento, de reunión, de asociación, etcétera.
La ley es la que determina el alcance y asegura el ejercicio de la libertad en la sociedad.
Cuando falta la ley o no se la aplica, las personas están sometidas a la fuerza de otras personas o de grupos más poderosos.
La ley suprime o limita el uso de la fuerza por los individuos y a cada persona le concede ciertos derechos y la protección necesaria para que pueda ejercitarlos sin intromisiones extrañas
La ley protege la libertad del hombre, no sólo contra los ataques exteriores, sino también contra los extravíos de la libertad misma. La ley limita y regula el ejercicio de los derechos, para que la libertad no degenere en licencia.
La libertad es, de forma general, la capacidad que tiene cualquier ser humano para obrar y pensar según su propia voluntad. La libertad entendida como un derecho único de la persona a lo largo de toda su vida, implica una obligación, que es la responsabilidad de las consecuencias derivadas de los actos que el implicado ha ejecutado en base a dicha libertad. Es decir, se debe hacer responsable de lo que hace.
Los conceptos que se abogan en relación a la libertad son los de justicia e igualdad. Si bien, en un concepto legal, la libertad queda limitada por aquellas leyes y normas que rigen la convivencia de una sociedad. El libertinaje, en cambio, es aquella actividad propia del libertino. Consiste en adoptar una conducta desenfadada y totalmente abocada a satisfacer el placer y los caprichos.
Con el libertinaje, la responsabilidad resultante de nuestros actos es totalmente ignorada, con frecuencia ocasionando un rechazo social y, en ocasiones, problemas con la ley.
Se suele asociar libertinaje a conductas inapropiadas según la moral imperante en relación al sexo, al propio cuerpo (hedonismo), al juego y al abuso de comida y bebida. No obstante, no se debe confundir el libertinaje con otros términos como el de don juan, al que la principal motivación es la seducción, no la promiscuidad depravada y sin control, ni con el alcoholismo, en el que la adicción a bebidas con alcohol cobra más protagonismo que el deseo de satisfacer los deseos corporales de la persona.
El libertinaje es como la enfermedad de la libertad, es el abuso de nuestra libertad no para hacernos crecer como personas sino para deteriorarnos.
Cuando libremente elegimos el mal no estamos siendo libres sino al contrario, estamos siendo esclavos. Por ejemplo: Si usamos nuestra libertad para escoger usar drogas nos estamos haciendo esclavos de ellas y alterando nuestras facultades mentales, nuestra propia libertad.
El escoger libremente implica aceptar las consecuencias de este escoger. Es un error exigir la libertad si no estamos dispuestos a aceptar las consecuencias.
Nada grande se ha hecho en el mundo sin un gran esfuerzo. Vivir con libertad implica un esfuerzo y un compromiso.
Libertad no es lo mismo que independencia o desarraigo. Creemos que ser libres quiere decir no depender de nadie ni de nada, pero nuestra condición humana necesita de los demás. Ser libres, por lo tanto, no significa desarraigarnos, sino comprometernos con los demás.
Quizá nunca en la historia de nuestro mundo se ha hablado tanto de libertad como en nuestros días. Tal vez porque nunca hubo tan poca. No me estoy refiriendo a los regímenes totalitarios ni dictatoriales, ni siquiera a las oposiciones económicas. Aludo a la continua mordaza que todos los días nos meten los medios de comunicación en nuestros hogares... Y todavía se sigue pensando que somos plenamente libres en nuestras ideas.
Existe entre los hombres un buen número de los que acogen a la libertad "en casa" como un huésped más; pero hay un número aún mayor que no sólo la acogen en casa, sino que la usan de tal forma que incluso llegan a meterla en una bolsa de basura y depositarla fuera -para que la recoja el camión del ayuntamiento- si no se acopla a su persona, si no se identifica íntimamente con su . Es así como la libertad personal se convierte en no pocos casos en libertinaje.
Hay que llegar a comprender que la libertad es un elemento constitutivo de la acción específicamente humana, en virtud de la cual la voluntad no elige necesariamente una de las varias opciones que le ofrece el entendimiento, sino que elige cualquiera de ellas o simplemente ninguna. Es decir se es libre en la elección.
Se pueden distinguir diversos tipos de libertad; la libertad física, que es la capacidad de actuar porque no existen impedimentos físicos. Se trata de la libertad que recobra el encarcelado cuando sale de su prisión, o la que recupera el enfermo que estaba por una dolencia que le ataba al lecho.
Me remito a lo que se ve en la televisión. El derecho de libre expresión se ha convertido en un argumento para sacar en televisión todo tipo de basura, violencia, malos tratos, escenas que sólo los muy mayores pueden resistir.
Es tal el influjo de los medios de comunicación que no sólo nos hacen la papilla del libertinaje, sino que incluso nos la ponen en la boca, quedando para nosotros el "fatigoso" trabajo de tragarla inconscientemente.
Creo que a estas alturas de la vida no hace falta refrescar mucho los atropellos de los que "poseen su poder personal" y "son libres y dueños de sus actos". El delito de privar al prójimo de su libertad injustamente -se entere o no- es suficiente.
Han habido luchas por la libertad bien entendidas como la de Juana de Arco; pero ha habido otras muchas no justificadas y que ni siquiera vale la pena enunciar.
La libertad no consiste en una total autonomía, sino que desde sus orígenes está asociada a un orden legal, bien sea natural o positivo.
Pero el conformismo actual se ha vuelto la gran ley del mundo y son cada vez más los seres que abdican de su libertad de pensar a cambio de que les garanticen la libertad de pensar igual que los demás y así, según ellos, "no hacer el ridículo".
PROPUESTAS DE SOLUCION

Libre albedrío
El libre albedrío es la capacidad que tiene cada individuo para tomar sus propias decisiones. Existen debates en cuanto a si las personas realmente poseen la capacidad para distinguir entre lo bueno y lo malo y aceptar sus consecuencias. Por ejemplo, sé que copiar en el examen es malo, y que si lo hago y me descubren tendrá sus consecuencias conforme a las reglas del colegio. De mí depende decidir; sé lo que es bueno y lo que es malo, y sus consecuencias.
La libertad
El concepto de libertad, por definición, está unido al concepto de justicia, pero a su vez, estos dos conceptos son genéricos; es decir, no estamos hablando de la libertad de una persona o de una sociedad en particular, sino de la libertad del ser humano. Libertad es poder hacer todo lo que uno desee, pero sin causar perjuicios o consecuencias a uno mismo o a los demás. Por ejemplo, sé que robar es malo y que haciéndolo no solo le perjudico a los demás, sino también a mí mismo, porque tendrá sus consecuencias.
La libertad se ve constantemente amenazada por dos vicios extremos: el autoritarismo —la falta de libertad—, y el libertinaje —mal uso o exceso de la libertad—; ambos iguales de perniciosos.
Libertinaje

La libertad es un arma de doble filo si no hacemos un buen uso ella. El libertinaje es hacer mal uso de la libertad, porque esta tiene sus límites; no debemos olvidar que donde comienzan los derechos del otro, terminan los míos. Libertinaje es hacer lo malo deliberadamente sin restricciones y sin pensar en las consecuencias. Por ejemplo, si un/a joven pide permiso a sus padres para ir a una fiesta, y ellos se lo conceden con la condición de que venga a determinada hora y que no beba, pero llega a una hora que no fue la convenida y en estado de ebriedad, entonces está haciendo un mal uso de la libertad y la confianza que le dieron sus padres.

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