lunes, 25 de agosto de 2014

Lectura 1

METANFETAMINAS
Conocida como Speed, la Droga que Acelera.
Produce energía artificial.
Quita el hambre y el sueño.

El ambiente escolar es relajado.
Acaban de pasar los exámenes semestrales, y a nadie le apetece echar a andar la pesada maquinaria de estudios otra vez. Los profesores se muestran perezosos u nosotros hacemos lo posible por causar demoras.
Le pedimos a la maestra de literatura el tiempo de su clase. Ella accede, y se pone a calificar los exámenes en el escritorio. Dentro de cuatro meses terminaremos nuestro primer año de bachillerato. Queremos organizar una kermés  para recaudar fondos y hacer una fiesta de clausura.
El líder del grupo llamado Jordy, a quien apodamos “el Zorrillo” porque además de no usar desodorante, transpira de forma copiosa, se para al frente. Apenas está comenzando a recibir propuestas cuando escuchamos que alguien llama a la puerta. Todos giramos la cabeza. Es el coordinador escolar, acompañado de la policía.
-        Con permiso, profesora. Necesito llevarme a Felipe Meneses.
-        Adelante – Contesta la maestra poniéndose de pie -. ¿Felipe?
-        Tardo unos segundo en asimilar que es a mí a quién buscan. Alguien me da un codazo.
-        Dejo el pupitre y salgo del salón.
-        ¿Puedes abrirnos tu casillero? – me pregunta el coordinador en cuanto estoy afuera.
-        Sí. Por supuesto. ¿Qué buscan?
-        Ya veremos. Muéstranos lo que guardas adentro.
Caminamos hasta los anaqueles. Muevo la perilla del candado. Fallo varias veces en poner la clave.
-        ¿Por qué tiemblas, Felipe?
-        No… no sé.
Al fin logro abrir. El policía se adelanta y comienza a sacar las cosas. Un suéter, libros, varias plumas.
-        Aquí está – al fondo hay una cajita de metal cerrada -.
¿Qué es esto?
Responde de inmediato:
-        Son sustancias químicas de Pascual. Él las guarda en mi casillero.
-        Note creo.
-        ¿Por qué habría de mentir? Pascual me dijo que no quería dejar esto en el laboratorio. Yo le presto espacio en mi locker.
El policía se pone en cuclillas. Desenfunda una navaja con herramientas plegadizas  y se inclina para forzar la chapa de la cajita. Observamos la maniobra. Estoy comenzando a ponerme nervioso. Al fin, destraba el seguro y abre la tapa.
En el interior hay varias bolsas de plástico envueltas en papel periódico. Descubre los paquetes muy despacio.
-        Mira esto. Parecen “tachas”
El coordinador me sujeta del brazo.
-        No entiendo.
-        Felipe, di la verdad. ¿De dónde sacaste estas pastillas?
-        ¡Ya se los dije! Jamás las había visto. Son de pascual
-        Vamos a las oficinas
-        Suélteme, por favor – exijo -, no voy a escapar.
Camino con la cara en alto, aparentando seguridad que  no tengo. En mi mente se agolpan varias ideas incognoscibles.
¿Pascual consume drogas? ¡No puede ser! Él es un empleado de la escuela. Ayuda a los profesores de química. Limpia el instrumental de laboratorio, lleva el inventario de las sustancias que se usan, y custodia las calificaciones. Por eso algunos estudiantes tratamos de congeniar con él. Se rumora que Pascual hace favores. Modifica los puntos en las listas de participación y ayuda a que sus amigos obtengan mejores notas. Hasta el momento, a mí no me ha hecho ningún favor, pero mantengo abierta la puerta por si se ofrece.
Llegamos a las oficinas administrativas. Hay policías en la entrada. Caminamos hasta la dirección.
Las personas en el interior tienen la cara fruncida. De inmediato percibo un ambiente tenso.
Todas las sillas están ocupadas: hay cuatro adultos, Pascual y una niña de primero.
-        Aquí esta – dice el coordinador empujándome ligeramente por la espalda, como quien entrega a un criminal -.
Felipe tenía la droga en su casillero.
-        ¡Hey! – me defiendo de inmediato -. ¡Un momento! Esas pastillas no son mías. ¡Ya se lo expliqué! – señalo a Pascual -, ¡la caja es de él! La guarda en mi locker. Yo se lo permito porque me lo pidió como un favor. Incluso le di la combinación de mi candado.
Pascual levanta una ceja como desafiándome y dice:
-        No es cierto.
Lo veo y me parece difícil creer. ¿Por qué lo niega?
Pascual siempre me ha parecido un joven decente. Truncó sus estudios de medicina y está esperando el inicio de un nuevo ciclo escolar para volver a empezar otra carrera. Todavía no sabe cuál. Según nos ha dicho, trabaja en esa escuela como ayudante de laboratorio porque no tiene nada mejor que hacer mientras llega el periodo de inscripciones en la Universidad.
-        A ver esa caja – el rector la toma; después de ojearla se la pasa a una mujer gorda, con bata blanca de la Secretaria de Salud-. ¿Qué contiene?
Ella se agacha. Después de un rato, dictamina:
-        Droga sintética.
-        ¿Éxtasis?
-        Quizá
Uno de los hombres comenta:
-        Cuando encontré estas pastillas en la mochila de mi hija, ella me comentó que eran Speed. ¿Verdad, Susana?
La niña de primero parece muy abochornada; habla con voz aguda y casi inaudible:
-        Sí. Pascual me las vendió. Les llama Speed King. Yo las probé  por que unas amigas me animaron. Dicen que se sienten “prendidas” cuando las toman.
La mujer de bata blanca, coincide:
-        Efectivamente. Podría tratarse de esa droga.
-        ¿Cuál? Pregunta el coordinador.
-        Speed, Speed King, Arranque, Hielo, Chalk, Meth, Meta, Tiza o Vidrio; son los nombres que se le dan a las metanfetaminas. Algunos las usan de forma ilegal para adelgazar o mantenerse despiertos toda la noche. Aunque elevan los niveles de atención, también provoca ataques de pánico, ansiedad y nerviosismo. Son peligrosas.
-        ¿Qué tan peligrosas? – pregunta el papá de Susana-.
¡Mi Hija estuvo tomándolas! Necesito saber más.
La doctora asiente y explica:
-        Las anfetaminas y metanfetaminas tuvieron aplicaciones médicas hace años. Hoy son recetadas ante enfermedades muy específicas y bajo estricto control médico. Los kamikazes japoneses las usaban en la guerra para darse el valor. Se consiguen en comprimidos o en polvo que se inyecta, fuma o toma. La droga roba al cuerpo la energía que tiene en reserva, acelera las funciones produciendo sensación de fuerza y autoestima; genera ideas rápidas y facilidad de palabra; quita el hambre y el sueño, somete a un sobreesfuerzo al corazón, y cuando su efecto pasa, el organismo, que ha sido exprimido de forma abusiva, cae en un agotamiento extremo; la persona se siente triste, desconfiada y deseosa de tomar más droga. En muchos aspectos, incluyendo la adicción psicológica que produce, la Metanfetamina se parece a la cocaína, solo que es más barata. Estas grageas –toma una y revisa-, proviene de laboratorios clandestinos. Podrían contener clorhidrato de metanfetamina o metil-anfetamina.
No podremos saberlo hasta realizar pruebas de laboratorio.
Tienen un efecto neurotóxico que daña células cerebrales.
A la larga ocasionan síntomas parecidos a la enfermedad del Parkinson.
El padre de Susana parece irritado. Grita:
-        ¿Cómo pudiste darle esto a mi hija, maldito?
Pascual no le contesta.
-        Cálmese – sugiere el director.
-        ¡No se atreva a decirme que me calme! ¡Uno de sus empleados vendió droga a los alumnos! ¿se da cuenta del problema en que está metido? ¡si Usted no me apoya, voy a hacer un escándalo y clausurarán su escuela!
-        Entiendo – Dice el directo carraspeando -, nosotros estamos tan indignados como usted.
Hay un momento  de silencio. El padre de Susana respira y vuelve  a preguntar a la doctora:
-        A mi hija le ofrecieron estas cosas como medicamentos ¡eso parecen! Antes, a todas las medicinas les llamaban “drogas”. ¿cuál es la diferencia entre unas y otras, ahora?
La voluminosa mujer con bata blanca se cruza de pernas con dificultad y contesta:
-        En el contexto moderno, las drogas son sustancias que actúan sobre el sistema nervioso central alterando las sensaciones y modificando el comportamiento de la persona. Así, para que algo se considere “droga” debe de afectar la química del cerebro, deprimiéndolo, estimulándolo o confundiéndolo, además de producir distintos grados de tolerancia y adicción – todos observamos a la señora; como a nadie se  atreve a decir nada, ella sigue explicando -.  La tolerancia es cuando el cuerpo se adapta a la sustancia y cada vez necesita más cantidad para sentir los efectos de antes. La adicción o dependencia  es una necesidad imperiosa de consumir droga. Puede ser solo psicológica, al momento en que la persona cree que no es capaz de vivir sin ella, pero también es física; cuando el organismo la necesita para funcionar bien. Si un adicto se propone abandonar su vicio sufre enfermedad física y mental. Ve alucinaciones, tiene dolores insoportables y se sienten a punto de morir.
El padre se Susana se limpia el sudor de la frente. Luego pregunta con legítima preocupación.
A ver. Mi hija estuvo tomando esta porquería – señala -. ¿Significa que se ha vuelto adicta?
-        Espero que no, señor – contesta la doctora - , solo algunas drogas como la Heroína o el Crack crean adicción casi de inmediato. Por lo regular las otras, necesitan consumirse con regularidad para llegar a eso. Su hija necesita ser evaluada, después de que sepamos con exactitud que tomo. Quizá requiera una leve terapia.
-        ¡No solo mi hija deberá ser evaluada! – explota el hombre dando un fuerte manotazo sobre el escritorio-. ¡también, todos los demás alumnos que le compraron pastillas a este imbécil.
Tiene razón. El director avanza hasta Pascual y le pregunta:
-        ¿Cuánta droga vendiste y a quién?
EL ayudante del laboratorio levanta la cara y me acusa con total desparpajo:
-        Las pastillas Speed no son mías. Son de Felipe.

Todos voltean a verme.


Fecha de aplicación semana del 1 al 5 de Septiembre
recuerda que se realizara una Actividad con cada maestro, pero antes de eso leer con tu mamá o papá; ambos hacer un comentario en la parte trasera de la hoja.




sábado, 23 de agosto de 2014

AVISO

HOLA MUY BIEN DÍA


AVISO:

POR MEDIO DEL PRESENTE SE LES INFORMA QUE POR SITUACIONES
AJENAS A LA ESCUELA, NO HA SIDO POSIBLE EL
PUBLICAR LA LECTURA, DEJANDO
ESTA PARA LA PRÓXIMA SEMANA


GRACIAS