Éxtasis
LA DROGA DE LA
FELICIDAD Y EL AMOR
Droga sintética que
causa alucinaciones, choque térmico,
Depresión posterior y daño mental.
En ese
instante, el joven que señale se pone de pie e intenta dirigirse a los
sanitarios. Santiago avanza a toda prisa y lo detiene por el brazo. Comienzan a
discutir.
En un santiamén nos
rodean varios darketos dispuestos a defender a su compañero.
El escenario es
intimidante.
Entra la policía a
toda prisa. Son seis oficiales, seguido de mi padre. Por lo visto, los
patrulleros hallaron refuerzos cerca. Traen una mano en la pistola, dispuestos
a desenfundarla si es necesario.
El hombre a quien
acuse, levanta los brazos al darse cuenta de que está rodeado.
Sus amigos se hacen a
un lado.
Los administradores
del antro no encienden la luz, ni el grupo musical interrumpe su actuación.
Permiten que las autoridades saquen al sospechoso como si se tratara de algo
rutinario.
Camino en medio del
grupo. Estoy temblando. Cuando descubran que señale a una persona equivocada
solo por su calzado, y porque creí que se escondí de mí, habré hecho el peor
ridículo de mi vida.
Ya en la calle, a la
luz de las lámparas urbanas, veo que el detenido esta maquillado a la usanza de
los darketos mas excesivos. Un policía le alumbra la cara con su linterna.
--- ¡Me deslumbra!
--- se tapa los ojos.
--- ¿Tu nombre es
Pascual?
--- Sí.
¿Sera posible?
Le ponen las esposas.
Me acerco para verlo bien. Casi no puedo creerlo. ¡Es el!
Papá le dice a uno de
los policías:
--- Mi sobrina ha
desaparecido. Tenemos la sospecha de que este sujeto sabe dónde está. No
podemos irnos de aquí sin antes buscarla.
--- Sí, señor ---
responde el uniformado ---, acabo de hablar con el comandante y nos indicó que
esperemos. El viene para acá.
A los pocos minutos
llegan dos patrullas más. Los cinco carros policiacos le dan a la calle una
apariencia espectacular. El comandante baja de la primera patrulla seguido de
mi tía Beky y el director de la escuela. Papá abraza a su hermana.
Ella le habla llorando,
casi a gritos.
--- ¡Owin! No
encontramos a Itzel por ningún lado.
--- Cálmate, Beky.
--- Ya fuimos a casa
de Jordy Ramírez --- continua mi tía ---. Al que le dicen el Zorrillo. Es el
hijo único de dos médicos. Estaba dormido. Nos dijo que Itzel lo llamo por
teléfono y platico con el de cosas sin importancia. Jordy no dio más datos. Sus
padres nos invitaron a pasar. Son gente normal y aparentemente buena. También
atrapamos a Rodrigo y revisamos donde vive. ¡Nada! ¿Qué está pasando? ¿Dónde
está mi hija?
--- Mira, Beky.
Acabamos de atrapar al tipo que debe tener información.
Vemos como los
policías revisan a Pascual de forma minuciosa. Le encuentran una bolsita con
pastillas.
--- ¿Qué es esto?
No responde. Si vendía
anfetaminas en la preparatoria, es lógico suponer que lo siga haciendo afuera.
El comandante toma el
paquete de plástico y le pide a su ayudante que alumbre con la linterna.
--- Aquí hay una
Ketamina. Tiene impresa la letra K. ¿Tú le diste una de estas a Jennifer?
--- No voy a hablar
--- dice Pascual ---, sin mi abogado.
El comandante le da
una fuerte bofetada.
Pascual lanza una
maldición. No se lo esperaba.
--- ¡Respóndeme! ¿Le
diste a Jennifer esta droga, sí o no?
--- Solo una pastilla
--- confiesa ---, pero yo no le mande poner GHB
a su bebida.
--- ¿Cómo sabes que
alguien lo hizo?
--- Me dijeron.
--- ¿Dónde está
Itzel?
--- No sé. Ni
siquiera la conozco.
--- ¡Más vale que me
lo digas! ¿Dónde está Itzel?
--- Si tanto le
interesa, búsquela.
Todos nos quedamos
congelados con su cínica respuesta.
Los policías vuelven
a entrar al antro para registrar cuartos y baños.
Esta vez escuchamos
como la música es interrumpida por unos minutos. Comienzan a salir tipos góticos
a la calle. Algunos, curiosos de averiguar lo que sucede y otros dispuestos a
huir.
Después de un rato,
los inspectores aparecen y dicen a su jefe que no encontraron nada.
--- Vámonos. En
nuestras oficinas hay persona experto que interrogara a Pascual.
Mi tía Beky y el
director de la escuela vuelven a subirse a la patrulla en la que venían. Papá,
Santiago y yo corremos a nuestro auto. Avanzamos todos como en procesión.
Camino al Ministerio
Publico no hablamos. Llegamos en menos de quince minutos. Son casi las dos de
la mañana.
Mi papá, tía Beky, el
director y la policía entran con Pascual a los separos. A mí no me dejan pasar.
El señor Santiago y yo nos quedamos afuera.
A pesar de mi
nerviosismo, el sueño comienza a vencerme.
Después de un rato
bostezo varias veces. Es desesperante y aburrido estar afuera de las oficinas
policiacas. Para no quedarme dormido, platico con Santiago:
--- En el primer
sitio al que nos llevaste --- recuerdo ---, pude ver a un grupo de jóvenes
pasándose pastillas de colores por debajo de la mesa.
--- Era Éxtasis ---
contesta con seguridad absoluta.
--- ¿Cómo sabes?
--- Es la droga
sintética más común.
--- ¿Son pastillas de
colores?
--- Sí.
--- Oí que les dicen
“tachas”.
--- Por su
troquelado. Las pastillas de Éxtasis vienen grabadas con una silueta: mariposa,
paloma, manzana, estrella, conejito, Snoopy o simplemente un tache. Tienen el
tamaño de una aspirina. En los antros corren ríos de este tipo de pastillas,
aunque el Éxtasis puede encontrarse también en capsulas o polco cristalino que
se disuelve.
--- ¿Y dices que es
una de las drogas más populares ahora?
--- Sí. Porque
produce sensación de amor y felicidad. La persona se siente cariñosa,
perdonadora, conciliadora, deseosa de hacer amistad con todos. Quiere abrazar y
acariciar a los demás, pero sin deseo
sexual. La vida le parece hermosa. La música le suena con sonidos profundos
desde su interior; tiene gran energía y deseos de bailar toda la noche unida a
la gente que ama. A la persona drogada con Éxtasis se le quita el hambre, la
sed y el cansancio. Por otro lado aumenta su autoestima, el deseo de hablar
“con el corazón” y su romanticismo. Por eso el Éxtasis es tan buscado. ¿Quién
no desearía vivir en un mundo de amor y felicidad, con energía para bailar y reír
por horas? Al Éxtasis se le llama la disco-droga,
club-drug, o dance-drug.
--- ¡Oh! Así como me
lo platicas --- comento ---, suena muy divertido tomar una de esas pastillas.
--- No digas
tonterías, Felipe. El Éxtasis o MDMA es una sustancia vasoconstrictora que
eleva la presión arterial, el pulso y la temperatura del cuerpo; produce un
efecto llamado choque térmico: el cerebro se inflama por el calor y con
frecuencia ocasiona convulsiones y colapso por hipertermia. Bajo el efecto del
Éxtasis es común tener alucinaciones, sentir tristeza, delirios de persecución
y pánico. Los siguientes cinco días después de tomar Éxtasis se siente un
estado de nerviosismo, agotamiento, pesimismo, irritabilidad, depresión, y
actitud negativa. Muchos jóvenes describen el espacio entre el lunes y el
jueves como un “infierno”, solo aliviado por la idea de volver a tomar Éxtasis
el fin de semana. En altas dosis, el Éxtasis impide el flujo de sangre hacia el
cerebro por lo que es común que cause parálisis permanente en la mitad del
cuerpo, demencia, mal de Parkinson y daño mental.
--- ¿Hay jóvenes que
mueren por culpa del Éxtasis?
--- Claro. ¿Recuerdas
el juego suicida en el que se coloca una sola bala en un revolver, para después
dispararse a la cabeza con la esperanza de que no salga la bala? Se llama
ruleta rusa. Algo así se juega al tomar Éxtasis. El problema más grave de esta
droga, es que los efectos de amor y felicidad que produce casi no se consiguen
porque las pastillas que se venden ahora no tienen la droga en estado puro.
Como el Éxtasis verdadero, MDMA o Metilendioximetanfetamina es caro, las
pastillas se mezclan con otras drogas más baratas como Ketamina, o con el MDA
la “madre” del éxtasis que es más burda y venenosa, o con MDEA o Eva que
produce mayores efectos alucinantes y es más toxica. Solo con un análisis
químico es posible determinar las sustancias que hay en la pastilla. Incluso si
se trata de verdadero Éxtasis, la cantidad de MDMA varía desde cero hasta
doscientos cincuenta miligramos en una grajea. Así los efectos pueden no aparecer,
o provocar la muerte. La pistola se dispara sobre tu cabeza en cualquier
momento.
--- Pues, viéndolo así
--- comento en tono intelectual ---, basta con alejarse de ese tipo de
sustancias. No jugar “ruleta rusa” y ¡eso es todo! Solo los jóvenes de carácter
débil o fracasados que se arriesgan a lo tonto se hacen drogadictos.
--- Te equivocas,
Felipe. Es fácil caer en el mundo de las drogas. Quien bebe alcohol con sus
amigos todos los fines de semana, está cayendo poco a poco. También corre
graves riesgos la persona con insomnio que comienza a tomar medicamentos para
dormir todas las noches, o quien, para estudiar horas, toma Coca Cola con
aspirinas o café cargado con Taurina, o el que fuma, o el que acepta una
pastilla para sentirse de mejor humor. La droga no es algo mitológico y lejano
que le ocurre a otros… puede afectar a cualquiera. La gran mayoría de las
drogas se inventaron en un laboratorio farmacéutico, y después fueron
prohibidas por sus efectos secundarios. Algunas todavía se emplean como medicamentos
en hospitales bajo control clínico. Otras son para uso veterinario.
--- Mmmmh --- gimo,
meditabundo.
Mi padre sale
acompañado de su hermana. El director de la escuela los sigue. Todos tienen un
gesto agotado y desmoralizado.
Papá abraza a la tía
Beky. Ella agacha la cara y llora.
--- ¿Qué paso? ---
pregunto.
--- Nada --- dice
papá ---, Pascual asegura que no tiene idea de donde esta Itzel.
--- ¿Entonces qué
hacemos?
--- El comandante nos
sugirió que vayamos a descansar. Enviara a dos policías para que estén de
guardia en nuestra casa. Debemos permanecer atentos al teléfono.
--- ¡No puede ser!
--- digo ---. ¿Y mi prima va a pasar la noche en quién sabe dónde?
--- Felipe,
comprende. Tu prima no anda por ahí con unos amigos. Alguien la secuestró. Las
dos llamadas telefónicas que hizo indican lo mismo. Está encerrada en algún
lugar donde no la dejan salir.
El señor Santiago
pregunta con su voz grave y circunspecta:
--- ¿Qué dijo
exactamente Itzel cuando hablo por teléfono?
--- Dijo que había
ido a investigar y que la habían raptado --- comenta papá ---, susurraba para
que no la descubrieran.
Luego me pidió ayuda.
Eso fue todo.
--- ¿Su celular no
registro el número de dónde marco?
--- No. era un número
privado. De esos que se pagan, especiales para que no dejen rastro.
--- En mi casa ---
dice tía Beky ---, dejo una grabación. Casi me la sé de memoria. Dijo: “mamá,
me encerraron, no me dejan salir. Están fumando. ¡Son muy agresivos! Ayúdame.
¡No! ¿Por qué quiere golpearme? ¡Váyase! ¡Déjeme! Eso es todo --- la voz se le
quiebra. Está a punto de soltarse a llorar de nuevo.
Santiago se queda
pensando unos segundos, luego dice: --- Hay dos datos interesantes… Ella
comento que eran “muy agresivos”, y también que “estaban fumando”. Existe un
tipo de drogadictos que fuman y son especialmente agresivos --- hace una pausa
para concluir ---. Los fumadores de Crack.
--- ¡Crack! ---
repite mi tía Beky ---. ¿Qué es eso?
--- Rocas cristalinas
producidas cuando se deja enfriar rápidamente la Cocaína caliente mezclada con
amoniaco. También se hace Crack en forma de pasta lavando la Cocaína con éter.
Se puede decir que el Crack es Cocaína elevada a una mayor potencia. Produce
multiplicados todos sus efectos y es varias veces más adictiva.
--- ¿Entonces ---
pregunto ---, los fumadores de Crack, primero son adictos a la Cocaína?
--- Sí.
Siento un leve mareo.
No logro identificar si es por el agotamiento o por los recuerdos de un dialogo
que me viene a la mente.
--- Congegui
angescesia local. Ejo me ha ayugago.
Y después:
--- ¿No la notaste
agresiva?
--- Sí. ¡Te digo que
primero me empujo para salir corriendo y luego me abofeteo! Deshonro su nombre.
¡Ella no es así! Dicen que tiene serios problemas familiares, pero eso no
justifica…
--- ¡Esperen! ---
digo con voz muy alta ---. ¡Ya sé dónde está mi prima!
crack
LA DROGA DE LA
VIOLENCIA
Rocas de cocaína que
se fuman y producen efectos multiplicados. Es adictiva y mortal.
Todos me escuchan con
atención mientras explico. Mi tía Beky y papá están ávidos de seguir otra
pista. Solo el director de la escuela se muestra irritado. Mira su reloj y
protesta:
--- No podemos
irrumpir con la policía en la casa de otro alumno a las tres de la mañana.
--- ¿Y si Felipe
tiene razón? --- pregunta mi tía ---, ¡tampoco podemos quedarnos con los brazos
cruzados!
--- Director --- le
digo ---. ¡Hable con la maestra de Biología! Ella atendió a Modesta y pudo
darse cuenta de lo mal que estaba.
El director lo piensa
unos segundos, pero se ve tan presionado que acepta. Como su teléfono celular,
según dice, ya no tiene batería, le pide prestado el suyo a mi papá.
Marca el número de la
profesora. Tardan mucho en contestar.
--- ¿Maestra? ---
expresa al fin ---. Disculpe que la llame a esta hora, pero se trata de una
emergencia. Soy el director de la escuela. Sí. Perdone. Una joven desapareció.
No. No es alumna nuestra. Es la prima de Felipe Meneses. Sí. Ella estaba
investigando sobre quien pudo drogar a Jennifer la semana pasada y por lo visto
descubrió algo… La raptaron. Sí, estamos seguros. Tenemos la sospecha de que
fue a visitar a una alumna llamada Modesta. Usted puede… --- se detiene;
comienza a sentir una y otra vez ---. ¿Cómo? ¿Le dijo todo eso? --- abre los
ojos y levanta las cejas ---. ¿Cuándo? ¡Profesora, eso es gravísimo! ¿Y por qué
no me entere? ¡Pero estuve en mi oficina al día siguiente! --- suspira ---, de
acuerdo. El lunes hablamos. Gracias…
El director cuelga su
teléfono y nos mira, sin salir de su asombro.
--- Modesta es
sospechosa… En su casa fuman Crack.
--- ¡Cielos! --- dice
mi tía ---. ¡Vamos por el comandante!
Papá corre de regreso
a los separos.
El director aprovecha
para sentarse; abre el portafolios que ha traído con el todo el tiempo y busca
en el registro de alumnos los datos de Modesta.
A papá le cuesta
mucho trabajo convencer al comandante de que vuelvan a apoyarnos. Solo acepta
que dos policías nos acompañen.
Escoltados por una
patrulla, emprendemos el camino al domicilio indicado por el director.
En el trayecto,
cuestiono:
--- ¿Mi prima corre
peligro, señor Santiago?
--- ¿Perdón?
--- ¿Las personas que
fuman Crack, son peligrosas?
--- Si --- contesta
con preocupación ---. En los lugares en donde el Crack se pone de moda, hay
crímenes y peleas.
--- Oh, no --- se
queja mi tía ---. ¿Y mi hija está encerrada con personas que fuman esa cosa?
¿Qué hace la gente cuando está bajo los efectos de la droga?
El señor Santiago
maneja el auto y habla con voz alta, como complacido de poder presumir sus
vastos conocimientos.
--- El efecto del
Crack se divide en tres etapas, señora Beky: Primero, euforia. La persona se
siente optimista, se le quita el hambre, la sed y el sueño; le sube la presión
y el ritmo cardiaco. Segundo, angustia. De forma repentina, la persona se
siente insegura y con miedo. Los efectos físicos se confunden y provocan que
perciba como si le caminaran arañas por la piel. Entonces trata a toda costa de
seguir fumando. Tercero, psicosis. La persona sigue consumiendo Crack y le
sobrevienen alucinaciones, nerviosismo extremo y deseos de pelear o matar.
--- ¡No, Señor! Por
favor…
--- ¿Pero lo que más
me preocupa --- sigue diciendo Santiago ---, es que traten de obligar a Itzel a
probar eso. Quien usa Crack una sola vez puede quedar atrapado en adicción.
El Crack es la única
droga del mundo que los animales de laboratorio escogen por encima de la comida
hasta el punto de llegar a morirse de hambre. El adicto es capaz de robar,
prostituirse, asesinar o hacer cualquier cosa con tal de conseguir Crack. Es
una de las drogas más enajenantes que existen.
--- ¡Ya cállense! ---
dice mi padre con verdadero enfado ---. ¡Sabemos que usted es experto, pero por
lo visto también es imprudente! ¿Se da cuenta de la angustia que nos está
causando?
--- Perdón.
Llegamos a la zona
residencial indicada. Reconozco las calles. Jordy, el Zorrillo me llevo en su
Beatle blanco a casa de Modesta para recogerla antes de pasar por Jennifer
cuando fuimos al antro. Les doy las indicaciones finales. Al fin damos con el
domicilio. La casa es grande y lujosa.
Me quede en el auto
con mi tía y el director. Papá, Santiago y los oficiales se bajan para tocar la
puerta. No hay respuesta. Caminan de un lado a otro, frente a la enorme barda.
Oprimen el timbre varias veces. Se escuchan perros ladrando, pero nadie abre.
El director opina:
--- Están dormidos.
Jamás saldrán. Si alguien llegara a mi casa a esta hora, yo tampoco abriría.
--- ¿Quiere guardar
silencio? --- lo regaña mi tía.
Después de un rato,
papá regresa al vehículo.
--- Es inútil --- nos
dice.
Mi tía se baja del
coche.
--- Tenemos que
insistir. Algo me dice que aquí está mi hija. Golpea la puerta con mucha
fuerza. Luego toca el timbre. Los perros en el interior siguen ladrando, pero
no se percibe el menor movimiento humano.
De pronto, y sin que
nadie se lo espere, uno de los policías grita:
--- ¡Hey! ¿Qué está
haciendo? ¡Bájese de ahí!
El señor Santiago se
ha subido a la marquesina y trata de escalar la enorme barda.
--- Solo voy a
asomarme.
--- Tenga cuidado ---
dice papá ---. Arriba puede haber una cerca electrificada.
--- Solo hay alambre de púas. Desde aquí se
ve.
Se estira y alcanza
el filo del muro con ambas manos, luego moviéndose como levantador de pesas,
alza su cuerpo y logra poner los codos en el borde. Ahí, se balancea para alzar
una pierna y sube. Queda agazapado hasta arriba de la barda. Esquiva la cerca de
alambres.
--- ¿Logra ver algo?
--- pregunta mi tía.
--- Si… ¡Acaban de
apagar las luces de la casa! Estaban encendidas. ¡Saben que estamos aquí!
--- Tenga cuidado.
--- Voy a bajar al
patio y les abriré la puerta.
--- ¡No haga eso! ---
ordena la policía.
Pero Santiago ya ha
comenzado el movimiento descolgándose hacia el otro. Entonces oímos un fuerte
estallido.
--- ¿Qué fue eso?
--- ¡Un disparo! ---
dice la policía.
Santiago queda como
petrificado.
--- ¿Le dieron?
--- No.
Se vuelve a oír otro
balazo. Santiago trata de regresar hacia la zona exterior del muro, pero es
demasiado tarde. Lo tienen en la mira. Emite un grito, exasperado y salta hacia
dentro de la casa. Lo perdemos de vista.
Sobreviene un tercer
disparo.
--- ¡Santiago! ---
vocea mi papá ---. ¿Está bien?
No contesta. Los
perros ladran.
De inmediato, un
policía corre de vuelta a la patrulla para hablar por el radio. Informa de la
situación y pide apoyo urgente. Ordena que subamos al carro y vayamos hasta la
esquina. Nos movemos con rapidez. Papá conduce hasta el final de la calle y
esperamos. A los pocos minutos comienzan a llegar patrullas y autos de la
policía antinarcóticos.
Observamos la
movilización silenciosa desde lejos. Solo en las películas habíamos visto algo
parecido. Estamos impresionados.
--- ¿No es peligroso
estar aquí? --- pregunta el director ---.
Podría haber una
balacera.
--- Si --- concede mi
padre ---, tiene razón.
Echa en reversa el
coche de modo que quedamos protegidos por las construcciones; pero perdemos
toda visibilidad.
--- Yo quiero ver qué
sucede --- protesto.
--- ¡No, Felipe!
Guarda silencio y estate quieto.
Los minutos pasan.
Parecen eternos. Oímos algunos gritos de policías y ordenes que no podemos
entender. Luego tronidos. No sabemos si han derribado la puerta o están golpeando
algo. Más gritos y después silencio.
Entonces comienza la
parte más larga de la espera. Durante casi media hora no escuchamos nada. Papá
arranca y avanza muy despacio hacia la calle. Las patrullas están ahí, con las
torretas encendidas. También ha llegado una ambulancia.
La casa se encuentra
abierta de par en par. Varios policías, en posición de alerta, hacen guardia.
Entonces mi tía Beky abre la portezuela del carro y camina hacia ellos. Los
oficiales levantan sus armas y le apuntan. Ella alza las manos. Sigue
acercándose.
--- ¡Soy yo! Beky
Meneses. ¿Encontraron a mi hija?
La deja pasar.
Mi padre estaciona el
carro, lo apaga y sale también con las manos arriba para ir tras su hermana. No
necesito que me digan que debo permanecer en el vehículo con el director.
Después de un rato
vemos como salen de la casa varios oficiales deteniendo a dos personas que
vienen esposadas.
Las obligan a subir a
la patrulla.
Detrás de ellas
aparecen mi tía Beky y papá abrazando a alguien.
Salgo del auto y echo
a correr.
Es mi prima.
--- ¡Itzel! ---
grito.
Llego hasta ella.
Tiene la cara manchada de sangre y un enorme parche blanco que acaban de
colocarle en la frente. Camina con dificultad. Le han puesto una cobija encima
como para protegerla del frio. Esta despeinada y tiene los ojos muy rojos.
Me abraza, llorando.
--- ¡Felipe! --- dice ---. Gracias por buscarme. Tu les dijiste donde podían
encontrarme, ¿verdad?
--- Si, primita. ¿Qué
te paso? ¿Por qué estás aquí?
--- Modesta lo hizo…
--- Sí, sí.
Tranquilízate…
--- ¿No me estas
escuchando? ¡Ella lo hizo!
--- ¿Qué hizo?
--- Mato a Jennifer.
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