jueves, 6 de noviembre de 2014

Lectura 10

peyote

HONGOS Y CACTACEAS DE LOS ESPIRITUS

Muchos aseguran que al comer hongos alucinógenos hacen contacto con el más allá.
Las visiones pueden ser espantosas.

No podemos convencer a Riky de que se quede en casa. Todos somos condescendientes con él, porque hace algunos años estuvo muy enfermo de un padecimiento que casi lo mata, y en el fondo tenemos miedo de que pueda recaer.
Así que aceptamos llevarlo con nosotros.
Vamos en taxi a la Plaza de arte; es una enorme explanada al aire libre en donde abundan pintores y escultores que ofrecen sus obras al público. También hay caricaturistas y mimos. El sitio es tan vistoso que incluso se ha vuelto turístico. Está lleno de locales comerciales alrededor.
Nos dirigimos a un enorme negocio de videojuegos y le damos dinero a Riky para que se divierta en las maquinitas.
Le pedimos que no vaya a salirse de ahí.
Entonces, Itzel y yo corremos a buscar el sitio donde ponen piercings y tatuajes. No sé en qué momento me separo de mi prima. Ella se mueve demasiado rápido. Volteo hacia todos lados y no la veo. Camino entre la gente.
De pronto, mis ojos se cruzan con un joven extravagante. Es un dark. Esta vestido con abrigo largo de terciopelo negro y camisa de holanes; el maquillaje blancuzco de sus mejillas contrasta con las intensas rayas negras que delinean sus ojos y labios. También tiene grandes lágrimas dibujadas en las mejillas. Calza botas largas de plataforma y tacones enormes; refleja melancolía. Me acerco a él; lleva en sus manos un ramo de rosas negras. Me dice:
--- Las sombras son el alma de la soledad ¿quieres comprar una?
Mis ojos no pueden dejar de mirarlo. Es hipnótico. Cerca de el hay una mujer vestida a la misma usanza, con falda negra, botas y blusa con encajes. Trae un corsé que estiliza su figura. No puedo creer que sea tan bella.
--- Compra una rosa --- insiste el hombre.
--- No traigo dinero --- contesto.
--- Entonces, te la regalo.
--- Gracias --- acepto el obsequio ---, pero yo ando buscando a una amiga --- miento ---, se llama Jennifer.
--- Nosotros no tenemos nombre. Somos muertos en vida.
--- ¿Muertos?
--- Nos mató la contaminación ambiental y la violencia. Tenemos la misión de hacer que le mundo reaccione y deje de producir dolor. A mí me dicen el Cadáver. Toma este papel. Aquí va mi número telefónico por si deseas conectarte con las sombras.
Entonces se acerca otro individuo muy alto, con lentes obscuros, cabello rapado en los lados y una tira de picos al centro de la cabeza. Trae camiseta negra y pantalón de lona deslavada. Me llaman la atención sus botas de charol con agujetas blancas. Son ridículas.
El recién llegado se acerca al Cadáver, le dice algo en voz baja y se da la vuelta para caminar con rapidez. Al girar lo veo desde otro ángulo y siento un hoyo en el estómago.
¡Yo conozco al sujeto! Tiene esa peculiar mandíbula afilada. Meses atrás, yo la veía cuando el guardaba los instrumentos de laboratorio.
--- ¡Pascual! --- susurro.
Creo que entra a un local de artesanías. Dudo en seguirlo. Volteo buscando a mi prima. No la veo por ningún lado.
Regreso corriendo al sitio donde dejamos a mi hermano.
Compruebo que Riky está jugando en una maquina con gran entusiasmo, rodeado de varios chicos que lo animan por su nombre. Es asombrosa la capacidad que tiene para hacer nuevos amigos.
Como Itzel no ha regresado, vuelvo a la plaza.
Voy al sitio donde me pareció ver que se metía Pascual.
Abro la puerta. Se escucha el sonido de campanitas. Adentro huele a incienso. Un hippie con bata de colores y cabello largo se encuentra detrás del mostrador. Está oyendo música new age. En las vitrinas hay tarjetas del tarot, piedras de colores, libros de horóscopos y plantas curativas.
--- Hola --- saludo.
--- ¿Qué hongo, morongo?
--- Ando buscando a un amigo de lentes obscuros y picos en la cabeza. Me regalaron esta rosa negra y…
--- ¡Chale! --- interrumpe ---, no existen rosas negras. ¡Son pintadas! ¡Qué mal caso! ¿No te parece?
--- Si…
--- Pero has de estar confundido, carnal, los punketos, como el que buscas, no venden rosas negras… eso más bien es cuento de los darketos.
--- No entiendo. ¿Cuál es la diferencia?
El hippie baja el volumen a su música y se quita el cabello de la cara para verme. Trae un enorme arete en la oreja izquierda. Por lo visto este asunto de los piercings es usual en todo tipo de personas.
--- Los “darketos” son educados --- me explica ---; visten muy nice, su movimiento es de protesta silenciosa, reflejan oscuridad y tristeza porque, según ellos, las injusticias los han matado en vida. Como nadie los entiende, se quedan sin trabajo, así que venden porquerías en la plaza. ¿Dices que te regalaron esa rosa? Eso es muy raro. Ellos no regalan nada; también ya otros batos que se llaman “metaleros”, esos, en cambio traen playeras negras holgadas, pantalones viejos y tenis; oyen heavy metal, trash metal, speed metal y todo lo que termine en metal. También están los “punketos”, que se peinan el cabello hacia arriba, a veces pintado de colores fosforescentes y rapados a los lados; visten piel negra, con estoperoles y spikes. Oyen música punk.
--- Pues el que busco tiene un poco de los tres.
--- Sí. Hay cuates que combinan de todo y echan a perder mi clasificación.
--- ¿Se drogan?
--- Chale, ¿eres de los puritanos? En el planeta Tierra cualquiera se puede drogar. No importa su vestido o peinado… Yo, por ejemplo, tengo hongos de poder, ¡comida que te ayuda a ser más espiritual!, pero algunos le dicen droga light.
--- ¿De veras?
--- ¡Cámara! Para los autóctonos, comer Peyote es un rito sagrado. ¿No te sientes a veces lejos de los dioses? Los hongos te ayudan a unirte a ellos.
--- ¿Qué contienen?
--- ¿Vienes a hacer la tarea?
--- Solo quiero saber más.
--- Pues entonces, llegaste al lugar correcto. Yo soy la leyenda enmascarada --- adquiere pose de intelectual y enuncia ---,  no importa su color o tamaño, los hongos y cactáceas pueden traer dos sustancias: Mescalina o Psilocybina. Eso les da el poder. Aunque sean diferentes, por tradición, aquí a todos les decimos igual. ¡Peyote! ¿Qué tal? Hoy ando filosón, ¿verdad?
--- ¿Y no es fácil confundirlos con hongos venenosos?
--- Sí. Hay un chorro de esos también. Si te equivocas puedes estirar la pata. Por eso tiene  acercarte a un experto como yo.
--- ¿Tienes contacto con los espíritus cuando los comes?
--- La neta, yo soy devoto de nuestra Madre Naturaleza y los hongos me unen a ella. ¡La disfruto un resto, chavo! Respiro el aire y veo los paisajes. No´mbre. ¡Es padrísimo!
--- Que interesante --- contesto ---. Tengo que irme. Necesito encontrar a un darketo combinado con punketo. El infeliz me quito algo…
--- ¿Qué te quito, carnal?
--- U… una cosa… mu… muy importante y valiosa. Tú conoces esta plaza. Por favor, dime donde se reúnen.
--- Sereno, moreno.
Se mete a un pequeño privado. Regresa trayendo su licuadora vieja dentro de la cual ha puesto agua, trozos de plátano y polvo café; la tapa con la mano antes de encenderla. Se escucha el ruido de un motor deteriorado; le apaga y sirve el brebaje en un vaso.
--- Te voy a regalar un licuado de Peyote. Es de lo más liviano. Para que mojes el labio y sepas de lo que hablo.
--- ¿Pe… pero no es peligroso?
--- Todo es peligroso en esta vida, güey. Hasta tomar agua. Te puedes atragantar --- se ríe ---. La bronca empieza cuando los chavos agarran confianza y siguen probando otras cosas. Claro que si tú mismo te metes Peyote sin saber lo que haces, puedes tener viajes horribles, espejismos o de plano se te puede ir el avión y hasta te pelas. Por eso, repito, júntate con el que sabe. Toma.
Me ofrece el licuado.
--- No --- contesto ---, muchas gracias, de veras. Ya te dije que necesito irme. El cuanto que ando buscando se me puede escapar.
Camino hacia la puerta. Al abrirla, las campanitas suenan otra vez. Antes de salir, volteo y vuelvo a preguntar:
--- ¿Dónde se reúnen?
--- Cámara, pivote y llanta. La neta que te quieres meter en broncas. A los darketos y metaleros les gusta juntarse en la tienda de la calavera. Está en la esquina cruzando la avenida.
--- Gracias.
Salgo corriendo. Voy hasta el final de la plaza y me detengo en la bocacalle.
Es verdad. ¿Cómo no lo vi antes?
El local ocupa toda la esquina. Tiene los vidrios negros y un cráneo descarnado pintado en la puerta.
Todos los autos se detienen cuando la luz del semáforo cambia a roja. Frente a mi enciende el símbolo verde de un peatón autorizado para caminar. No lo pienso más. Atravieso la calle y voy directo a la tienda.
Dudo antes de entrar.
Abro la puerta muy despacio.
El interior esta oscuro, alumbrado con tubos morados.
Mi camiseta blanca se vuelve fosforescente. Me veo en un espejo. Con esa luz, los dientes y ojos también cobran un brillo siniestro.
El lugar es grande. Tiene una sección en la que se vende ropa gótica. Camisetas negras con caras demoniacas, pantalones de cuero, chamarras con calaveras.
Veo a un joven mirando la ropa. ¡Es una conocida!
Me acerco a ella. Esta casi de espaldas.
¿Sera posible?
Cuando voltea, ambos nos sobresaltamos.
¡La compañera nueva de mi salón que hace honor a su nombre! Tiene los parpados hinchados. Se ve que ha estado llorando…
--- ¿Modesta? --- pregunto ---, ¿qué haces aquí?


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