peyote
HONGOS Y CACTACEAS
DE LOS ESPIRITUS
Muchos aseguran que al comer hongos
alucinógenos hacen contacto con el más allá.
Las visiones pueden ser espantosas.
No podemos convencer
a Riky de que se quede en casa. Todos somos condescendientes con él, porque
hace algunos años estuvo muy enfermo de un padecimiento que casi lo mata, y en
el fondo tenemos miedo de que pueda recaer.
Así que aceptamos llevarlo con nosotros.
Vamos en taxi a la Plaza de arte; es una
enorme explanada al aire libre en donde abundan pintores y escultores que
ofrecen sus obras al público. También hay caricaturistas y mimos. El sitio es
tan vistoso que incluso se ha vuelto turístico. Está lleno de locales
comerciales alrededor.
Nos dirigimos a un enorme negocio de
videojuegos y le damos dinero a Riky para que se divierta en las maquinitas.
Le pedimos que no vaya a salirse de ahí.
Entonces, Itzel y yo corremos a buscar el
sitio donde ponen piercings y tatuajes. No sé en qué momento me separo de mi
prima. Ella se mueve demasiado rápido. Volteo hacia todos lados y no la veo.
Camino entre la gente.
De pronto, mis ojos se cruzan con un joven
extravagante. Es un dark. Esta vestido con abrigo largo de terciopelo negro y
camisa de holanes; el maquillaje blancuzco de sus mejillas contrasta con las
intensas rayas negras que delinean sus ojos y labios. También tiene grandes lágrimas
dibujadas en las mejillas. Calza botas largas de plataforma y tacones enormes;
refleja melancolía. Me acerco a él; lleva en sus manos un ramo de rosas negras.
Me dice:
--- Las sombras son el alma de la soledad
¿quieres comprar una?
Mis ojos no pueden dejar de mirarlo. Es
hipnótico. Cerca de el hay una mujer vestida a la misma usanza, con falda
negra, botas y blusa con encajes. Trae un corsé que estiliza su figura. No
puedo creer que sea tan bella.
--- Compra una rosa --- insiste el hombre.
--- No traigo dinero --- contesto.
--- Entonces, te la regalo.
--- Gracias --- acepto el obsequio ---,
pero yo ando buscando a una amiga --- miento ---, se llama Jennifer.
--- Nosotros no tenemos nombre. Somos
muertos en vida.
--- ¿Muertos?
--- Nos mató la contaminación ambiental y
la violencia. Tenemos la misión de hacer que le mundo reaccione y deje de
producir dolor. A mí me dicen el Cadáver. Toma este papel. Aquí va mi número
telefónico por si deseas conectarte con las sombras.
Entonces se acerca otro individuo muy alto,
con lentes obscuros, cabello rapado en los lados y una tira de picos al centro
de la cabeza. Trae camiseta negra y pantalón de lona deslavada. Me llaman la atención
sus botas de charol con agujetas blancas. Son ridículas.
El recién llegado se acerca al Cadáver, le
dice algo en voz baja y se da la vuelta para caminar con rapidez. Al girar lo
veo desde otro ángulo y siento un hoyo en el estómago.
¡Yo conozco al sujeto! Tiene esa peculiar
mandíbula afilada. Meses atrás, yo la veía cuando el guardaba los instrumentos
de laboratorio.
--- ¡Pascual! --- susurro.
Creo que entra a un local de artesanías.
Dudo en seguirlo. Volteo buscando a mi prima. No la veo por ningún lado.
Regreso corriendo al sitio donde dejamos a
mi hermano.
Compruebo que Riky está jugando en una
maquina con gran entusiasmo, rodeado de varios chicos que lo animan por su
nombre. Es asombrosa la capacidad que tiene para hacer nuevos amigos.
Como Itzel no ha regresado, vuelvo a la
plaza.
Voy al sitio donde me pareció ver que se metía
Pascual.
Abro la puerta. Se escucha el sonido de
campanitas. Adentro huele a incienso. Un hippie con bata de colores y cabello
largo se encuentra detrás del mostrador. Está oyendo música new age. En las
vitrinas hay tarjetas del tarot, piedras de colores, libros de horóscopos y
plantas curativas.
--- Hola --- saludo.
--- ¿Qué hongo, morongo?
--- Ando buscando a un amigo de lentes
obscuros y picos en la cabeza. Me regalaron esta rosa negra y…
--- ¡Chale! --- interrumpe ---, no existen
rosas negras. ¡Son pintadas! ¡Qué mal caso! ¿No te parece?
--- Si…
--- Pero has de estar confundido, carnal,
los punketos, como el que buscas, no venden rosas negras… eso más bien es
cuento de los darketos.
--- No entiendo. ¿Cuál es la diferencia?
El hippie baja el volumen a su música y se
quita el cabello de la cara para verme. Trae un enorme arete en la oreja
izquierda. Por lo visto este asunto de los piercings es usual en todo tipo de
personas.
--- Los “darketos” son educados --- me
explica ---; visten muy nice, su
movimiento es de protesta silenciosa, reflejan oscuridad y tristeza porque,
según ellos, las injusticias los han matado en vida. Como nadie los entiende,
se quedan sin trabajo, así que venden porquerías en la plaza. ¿Dices que te
regalaron esa rosa? Eso es muy raro. Ellos no regalan nada; también ya otros
batos que se llaman “metaleros”, esos, en cambio traen playeras negras
holgadas, pantalones viejos y tenis; oyen heavy metal, trash metal, speed metal
y todo lo que termine en metal. También están los “punketos”, que se peinan el
cabello hacia arriba, a veces pintado de colores fosforescentes y rapados a los
lados; visten piel negra, con estoperoles y spikes. Oyen música punk.
--- Pues el que busco tiene un poco de los
tres.
--- Sí. Hay cuates que combinan de todo y
echan a perder mi clasificación.
--- ¿Se drogan?
--- Chale, ¿eres de los puritanos? En el
planeta Tierra cualquiera se puede drogar. No importa su vestido o peinado… Yo,
por ejemplo, tengo hongos de poder, ¡comida que te ayuda a ser más espiritual!,
pero algunos le dicen droga light.
--- ¿De veras?
--- ¡Cámara! Para los autóctonos, comer
Peyote es un rito sagrado. ¿No te sientes a veces lejos de los dioses? Los
hongos te ayudan a unirte a ellos.
--- ¿Qué contienen?
--- ¿Vienes a hacer la tarea?
--- Solo quiero saber más.
--- Pues entonces, llegaste al lugar
correcto. Yo soy la leyenda enmascarada --- adquiere pose de intelectual y
enuncia ---, no importa su color o
tamaño, los hongos y cactáceas pueden traer dos sustancias: Mescalina o Psilocybina.
Eso les da el poder. Aunque sean diferentes, por tradición, aquí a todos les
decimos igual. ¡Peyote! ¿Qué tal? Hoy ando filosón, ¿verdad?
--- ¿Y no es fácil confundirlos con hongos
venenosos?
--- Sí. Hay un chorro de esos también. Si
te equivocas puedes estirar la pata. Por eso tiene acercarte a un experto como yo.
--- ¿Tienes contacto con los espíritus
cuando los comes?
--- La neta, yo soy devoto de nuestra Madre
Naturaleza y los hongos me unen a ella. ¡La disfruto un resto, chavo! Respiro
el aire y veo los paisajes. No´mbre. ¡Es padrísimo!
--- Que interesante --- contesto ---. Tengo
que irme. Necesito encontrar a un darketo combinado con punketo. El infeliz me
quito algo…
--- ¿Qué te quito, carnal?
--- U… una cosa… mu… muy importante y
valiosa. Tú conoces esta plaza. Por favor, dime donde se reúnen.
--- Sereno, moreno.
Se mete a un pequeño privado. Regresa
trayendo su licuadora vieja dentro de la cual ha puesto agua, trozos de plátano
y polvo café; la tapa con la mano antes de encenderla. Se escucha el ruido de
un motor deteriorado; le apaga y sirve el brebaje en un vaso.
--- Te voy a regalar un licuado de Peyote.
Es de lo más liviano. Para que mojes el labio y sepas de lo que hablo.
--- ¿Pe… pero no es peligroso?
--- Todo es peligroso en esta vida, güey.
Hasta tomar agua. Te puedes atragantar --- se ríe ---. La bronca empieza cuando
los chavos agarran confianza y siguen probando otras cosas. Claro que si tú
mismo te metes Peyote sin saber lo que haces, puedes tener viajes horribles,
espejismos o de plano se te puede ir el avión y hasta te pelas. Por eso,
repito, júntate con el que sabe. Toma.
Me ofrece el licuado.
--- No --- contesto ---, muchas gracias, de
veras. Ya te dije que necesito irme. El cuanto que ando buscando se me puede
escapar.
Camino hacia la puerta. Al abrirla, las
campanitas suenan otra vez. Antes de salir, volteo y vuelvo a preguntar:
--- ¿Dónde se reúnen?
--- Cámara, pivote y llanta. La neta que te
quieres meter en broncas. A los darketos y metaleros les gusta juntarse en la
tienda de la calavera. Está en la esquina cruzando la avenida.
--- Gracias.
Salgo corriendo. Voy hasta el final de la
plaza y me detengo en la bocacalle.
Es verdad. ¿Cómo no lo vi antes?
El local ocupa toda la esquina. Tiene los
vidrios negros y un cráneo descarnado pintado en la puerta.
Todos los autos se detienen cuando la luz
del semáforo cambia a roja. Frente a mi enciende el símbolo verde de un peatón
autorizado para caminar. No lo pienso más. Atravieso la calle y voy directo a
la tienda.
Dudo antes de entrar.
Abro la puerta muy despacio.
El interior esta oscuro, alumbrado con
tubos morados.
Mi camiseta blanca se vuelve fosforescente.
Me veo en un espejo. Con esa luz, los dientes y ojos también cobran un brillo
siniestro.
El lugar es grande. Tiene una sección en la
que se vende ropa gótica. Camisetas negras con caras demoniacas, pantalones de
cuero, chamarras con calaveras.
Veo a un joven mirando la ropa. ¡Es una
conocida!
Me acerco a ella. Esta casi de espaldas.
¿Sera posible?
Cuando voltea, ambos nos sobresaltamos.
¡La compañera nueva de mi salón que hace
honor a su nombre! Tiene los parpados hinchados. Se ve que ha estado llorando…
--- ¿Modesta? --- pregunto ---, ¿qué haces
aquí?
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