Semana del 22 al 26 de septiembre se trabajara en cada clase, no olvides que tu Papá o Mamá debe de poner su comentario y firma... recuerda también que es un rasgo a evaluar.
Cualquier duda... recuerda que puedes enviar un msj..
ghb
LA DROGA DEL BAILE ERÓTICO
Liquido insaboró que se pone en los
refrescos; emborracha a la persona, la hace sentirse sensual y alegre.
El beso de Jennifer
es tan repentino que me quedo paralizado. Siempre soñé con eso, pero algo no
está bien. ¿Quién es la chica que esta sobre mí, besándome como si fuéramos
novios desde hace meses?
Siento una extraña combinación de
emociones: enamoramiento, alegría, excitación y miedo.
Respondo con torpeza a sus caricias. Se
aparta y dice:
--- Me gustas mucho, Félipe. Estoy loca por
ti.
--- Relájate --- respondo ---. Quítate esa
peluca y abotónate el vestido. Vuelve a ser tu misma.
--- ¡Déjame! --- grita histérica ---. ¡No
me toques! Tengo calor. Creo que voy a desmayarme. Quiero vomitar.
Da un salto y abriéndose paso entre la
gente se dirige al sanitario. Voy detrás de ella; antes de entrar, voltea a verme
y regresa para agarrarse de mi playera.
--- ¡Me asfixio, Felipe! El corazón se me
quiere salir. Por favor ayúdame…
--- ¡Auxilio! --- grito.
Mi exclamación se pierde en el sonido de la
música.
--- ¡Jennifer! --- le digo ---, ¿qué te
pasa?
Jordy, el Zorrillo, y Modesta llegan
corriendo.
--- ¡Traigan a alguien! --- ordeno ---, es
urgente.
Modesta se va a toda prisa. Regresa con el
portero. Detrás, llegan los demás compañeros.
--- Tenemos que sacarla de aquí…
--- ¡Necesita aire!
--- ¡Consigan un medico!
--- ¿Por qué tiene el vestido abierto?
Una de sus amigas le abotona la ropa
mientras el portero nos lleva hasta afuera.
Jordy saca su celular. Me lo presta. Marco
el teléfono de mi tía Beky. Le digo, casi a gritos, que debe venir de inmediato
al antro. No le explico más y cuelgo.
En el pasillo de la plaza comercial, queda
poca gente.
--- ¡Mi cabeza! --- se queja Jennifer con
voz pastosa ---, no aguanto el dolor.
Respira con dificultad, los músculos de sus
mandíbulas tiemblan. Parece hirviendo en fiebre.
--- ¿Qué me pasa, Felipe?
Sus ojos se abren enormemente y me miran
con angustia.
Nuestros amigos no saben qué hacer. Me paro
y corro.
--- ¿Adónde vas? --- grita alguien ---. No
huyas.
Bajo las escaleras a toda velocidad. En la
calle, busco a un policía. Paso más de diez minutos esperando. El tiempo parece
eterno. Al fin llega una ambulancia. Corro hacia adentro guiando a los
asistentes de emergencia.
Jennifer ha comenzado a convulsionarse.
Los paramédicos se mueven discretamente
pero con seguridad. Uno revisa los signos vitales de Jennifer mientras otro le
coloca una mascarilla de oxígeno. Pregunta:
--- ¿Saben si tomo alguna droga?
Todos voltean a verme.
--- ¡No! --- respondo de inmediato ---.
Quizá antes de venir aquí comió algo que le hizo daño.
--- ¡Jennifer! --- grita una de sus amigas
---. Despierta. ¡Contesta!
--- Jóvenes, por favor retírense, déjenos
trabajar.
En ese instante llegan, corriendo, mi tía
Beky con su hija, Itzel.
--- ¿Qué ocurrió? ¡Dios mío!
--- ¡No responde! --- dice uno de los
paramédicos ---, ¡tenemos que trasladarla de inmediato!
La suben a una camilla para llevarla a toda
prisa hacia la ambulancia. Su peluca negra se queda tirada en el piso.
--- ¿Qué está pasando? --- pregunta mi
prima Itzel, al levantar los cabellos artificiales.
Nadie le contesta. Caminamos detrás de la
camilla. Cuando estamos en la calle, vemos llegar a mis papas. De seguro, mi tía
les llamo. Parecen aterrados. Comienzan a hacerme preguntas. Yo no puedo ni
hablar. Los compañeros alrededor de mí, explican sin ton ni son.
En mi mente se agolpan los recuerdos de esa
semana. Un día antes, llame a mi tía Beky por teléfono para pedirle
autorización de invitar a Jennifer a una fiesta en el antro de la plaza
comercial. Mi tía se asombró un poco, porque, según me dijo, Jennifer estaba
saliendo con un joven mayor, quien la llevaba en un coche deportivo a sus
clases de jazz.
--- Lo sé, tía --- respondí ---. El tipo se
llama Pascual. Trabajaba en la escuela como ayudante, pero ya renuncio y
Jennifer corto toda relación con él.
--- ¿De verdad, Felipe? Que buena noticia
me has dado.
Ese Pascual nunca me gusto. Prefiero, mil
veces que Jennifer salga contigo.
Mi tía, además de ser la fundadora y
administradora del orfanato, se considera la “mamá” de todas las niñas
huérfanas de esa casa. Siempre lo ha dicho.
Convencer a mis padres resulto más
sencillo. Solo les explique que se trataba de una tardeada y que no iban a dar
bebidas alcohólicas. También les comente que iría con Jennifer, la chica más
linda del orfanato. Me dejaron ir. No les platique nada de lo que ocurrió en la
escuela. Pensaba decírselos después de la fiesta.
Los perfiles de la gente giran y las
imágenes pasan ante mis ojos como una película en cámara lenta. La ambulancia
enciende su torreta. El ruido agudo de la sirena resuena en mis oídos. Papá comienza
a das instrucciones:
--- Ustedes, jóvenes, regresen a la
discoteca, recojan las cosas de Jennifer y váyanse a sus casas. Beky, Itzel,
Felipe y Lorena, suban al carro. Vamos a seguir la ambulancia.
Todos obedecemos. Ya en el auto, mi tía
pregunta:
--- ¿De quién es el vestido que trae
Jennifer?
--- No sé --- respondo ---. Fue al baño y salió
con él.
--- ¿Y ese maquillaje y peluca?
--- Dijo que es una moda.
--- ¿Qué otra cosa rara notaste?
--- Estaba demasiado alegre.
Mi tía voltea a ver a su hija.
--- Itzel --- la interroga ---. ¿Jennifer
se droga?
--- Claro que no, mamá, tú la conoces, ¡es
una chava hiperactiva, pero sana! Todo el tiempo organiza coreografías de jazz.
Llegamos al pabellón de urgencias y bajamos
del auto a toda prisa.
Durante varios minutos nadie nos da ninguna
información.
Al fin sale un médico, preguntando:
--- ¿Quiénes son los papás de Jennifer?
Mi tía Beky se adelanta para explicar:
--- Ella es huérfana. Yo soy su tutora.
--- ¿La joven tomo alcohol?
Voltean a verme.
--- Si… --- confieso ---, pero no mucho.
Mi padre protesta:
---- Felipe, tú me dijiste que era una
tardeada “de refrescos”.
--- Si, papá, pero un amigo le dio propina
al mesero y nos dio soda preparada.
--- No lo puedo creer.
El medico insiste:
--- ¿Cuánto alcohol tomo?
--- Unos cuantos vasos de refresco de
toronja con tequila…
El doctor asiente, luego informa:
--- Las cosas están mal, señora. Me apena
decirles que la joven sufrió una sobredosis de droga. Le hicimos varios
exámenes de identificación, y todo parece indicas que se trata de GHB.
--- ¡No puede ser! --- dice mi tía ---,
debe haber un error.
--- En verdad lo lamento.
Hay un silencio denso. Durante varios
minutos nadie puede articular palabra.
--- Explíquenos mas --- dice mi madre.
--- ¿Qué quiere decir?
--- Esa droga que tomo…
--- Gamahidroxibutirato. Un líquido sin
color ni sabor sintetizado a partir de una sustancia química con la que se
limpian circuitos eléctricos. Se ha usado como
pre-anestésico y como estimulante hormonal para aumentar el volumen de
los músculos, pero, ahora, es una sustancia prohibida. Algunos le dicen “éxtasis
liquido”, aunque no tiene nada que ver con la droga llamada “éxtasis”. También
le llaman Liquido X, Gama y Gama-O. Un poco de GHB produce borrachera. La
persona se siente alegre, eufórica y sin inhibiciones. Por eso, es común el
consumo de GHB en fiestas y antros. A los homosexuales les encanta, porque dicen
que quienes lo toman se vuelven más sensuales. También lo usan las parejas para
bailar y moverse con “soltura”. Quien toma GHB se olvida de sus preocupaciones.
Al día siguiente no siente debilidad o resaca; por el contrario, muchos hablan
de una sensación de frescura y hasta mayor energía. El peligro verdadero del
GHB consiste en que nunca se sabe cuál es la dosis que se está tomando. En un
frasco de los que se venden en la calle puede haber solo cuatro gramos, que
ocasionan mareo, mientras en otro frasco, con la misma cantidad de líquido,
podría haber hasta treinta gramos de droga, cantidad suficiente para ocasiona
una sobredosis. El GHB tiene efectos impredecibles; varían entre las personas.
Cuando se usan con alcohol, puede ser fatal… pero aun, por si sola, en dosis
altas, ocasiona ansiedad, temblores, sudoración, dolor de cabeza, vómitos,
espasmos, convulsiones, pérdida de consciencia, paro respiratorio y estado de
coma por depresión del Sistema Nervioso Central. Eso es lo que le paso a
Jennifer…
Mis padres tienen los ojos muy abiertos.
---¿Jennifer está en peligro de morir? ---
pregunta mamá.
--- Si --- dice el médico.
--- Esto es imposible --- comenta mi prima
---. Ella no toma drogas.
--- Bueno --- aclara el doctor ---, por los
efectos que produce el GHB, es común que los hombres la pongan en la bebida de
las mujeres sin que se den cuenta. Cuando una chica sufre una sobredosis, el
principal sospechoso es el muchacho que la invito a salir.
Siento un leve mareo. Mi tía Beky voltea a
verme muy despacio.
--- ¡Yo ni siquiera sabía que existía eso,
tía! --- me defiendo ---. ¡De verdad! Mis amigos vas de antro todo el tiempo.
Yo a veces los acompaño y jamás ha pasado algo así. ¡Esto es absurdo!
El medico nota la angustia en mi rostro.
--- ¿Tú estabas con Jennifer en la fiesta?
--- Sí.
--- Pues temo decirte que la policía querrá
hablar contigo…
En primera instancia supondrán que tú la
drogaste. Tal vez te detengan.
Continuara...
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