Durante 14
años el Centro de medicina deportiva de Lyon (Francia) ha estado estudiando las
lesiones de los jóvenes deportistas y de los deportistas profesionales. El
estudio ha establecido que la mejor medida a tomar es la prevención... y unas
buenas zapatillas deportivas.
Golpes,
caídas, desgastes y desgarros.
El 18 por
ciento de los deportistas de entre 8 y 12 años ya tiene lesiones de talón. El
cartílago del tobillo de los futbolistas no responde bien a los golpes y el 25
por ciento de los profesionales han descubierto ellos mismos que es un punto
especialmente débil. También el cartílago de la delicada articulación de la
rodilla puede resultar dañado de forma irreparable y si no se toman las
precauciones adecuadas desde la infancia (10-12 años), esto puede causar una
artritis ósea prematura. Tampoco la cadera escapa a estos daños y en especial
cuando está cansado, el jugador corre el riesgo de sufrir fracturas como
resultado de las caídas o colisiones .De acuerdo con el estudio, los
futbolistas que llevan jugando más de diez años experimentan un crecimiento
irregular de los huesos de la tibia o del talón.
Esto es lo
que se conoce como “pie de futbolista”, una deformación causada por los zapatos
con suelas y hormas demasiado flexibles.
Proteger,
sujetar, estabilizar, absorber.
Si una
zapatilla es demasiado rígida, dificulta el movimiento.
Si es
demasiado flexible, incrementa el riesgo de lesiones y esguinces. Un buen
calzado deportivo debe cumplir cuatro requisitos:
En primer
lugar, debe proporcionar protección contra factores externos: resistir
los impactos del balón o de otro jugador, defender de la irregularidad del
terreno y mantener el pie caliente y seco, incluso con lluvia y frío
intenso. Debe dar sujeción al pie, y en especial a la articulación del
tobillo, para evitar esguinces, hinchazón y otros problemas que pueden incluso
afectar a la rodilla.
También debe
proporcionar una buena estabilidad al jugador, de modo que no resbale en suelo
mojado o no tropiece en superficies demasiado secas.
Finalmente,
debe amortiguar los golpes, especialmente los que sufren los jugadores de
voleibol y baloncesto que continuamente están saltando.
Pies secos
Para evitar molestias menores, pero dolorosas, como ampollas, grietas o “pie de
atleta” (infección por hongos), el calzado debe permitir la evaporación del
sudor y evitar que penetre la humedad exterior.
El material
ideal es el cuero, que puede haber sido impermeabilizado para evitar que se
empape en cuanto llueva. FIN…
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