sábado, 27 de septiembre de 2014

Lectura 5


ROHIPNOL
LA DROGA DE LA VIOLACION
Se pone a escondidas en las bebidas para provocar amnesia a las mujeres y abusar de ellas.

Eso que tomo Jennifer --- digo ---, yo no lo puse en su bebida.
---  Pues alguien lo hizo --- contesta el doctor.
--- ¿Y cómo vamos a saber quiénAdemás ¿Por qué Jennifer es la única afectada? ¡Todos bebimos lo mismo!
--- Ella, además de alcohol, tomo GHB en grandes cantidades. Quizá otra persona el dio la droga, pero de igual forma pueden hacerte responsable…
--- Ya entendimos --- dice papá saliendo en mi defensa ---, mi hijo y yo investigaremos que paso y daremos la cara. Por lo pronto, doctor, le suplico que atienda bien a Jennifer.
--- Así lo hare --- se despide ---. Con su permiso.
Mi tía Beky comienza a sollozar. Ella es directora de la “Junta de asistencia privada”. Todas las niñas del orfanato están bajo su responsabilidad. Si algo le pasa a Jennifer, muchas cosas van a cambiar.
Mi tía en círculos. Mama la sigue para abrazarla. Papá toma asiento y se tapa la cara con ambas manos.
Me quedo clavado en el suelo. Mi prima me mira con tristeza como indicándome que confía en mí. Después pregunta:
--- Felipe. ¿Además de tus compañeros no viste si alguien más saludo a Jennifer?
--- ¡Sí! --- me exalto ---. El portero. La llamo por su nombre. Le dijo “preciosa”. Avanzamos entre la gente para  entrar y después el… le miro el trasero… con morbo. Me sentí incómodo.
--- ¿Y durante la tarde, ese tipo no volvió a buscarla?
--- Estuvo en la barra de bebidas. Cuando Jennifer se puso enferma, él nos llevó hasta afuera, pero luego desapareció.
--- ¡El la drogo! --- dice Itzel ---. ¡Tío Owin!, tenemos que regresar.
Papá, que había escuchado nuestra conversación, se pone de pie como movido por un resorte.
Mamá permanece en el hospital con mi tía Beky. Papá, Itzel y yo vamos de vuelta al antro.
Cuando llegamos, nos asombra ver tanta gente en el pasillo.
Los muchachos de la tardeada se están yendo, mientras los mayores de edad vienen llegando. Todos parecen alegres y despreocupados, como si nada mal hubiese pasado ahí. Se ha vuelto a formar la aglomeración.
--- ¡Somos dos! --- gritan unos.
--- Déjanos pasar --- vociferan otros.
--- ¡Estamos aquí desde hace rato!
El portero tiene aspecto moderno. Lo señalo.
--- Él es.
Papá quiere acercarse, pero la gente se lo impide. Entonces da la vuelta y va directo al acceso principal. Un guardia lo detiene.
--- ¡Quiero hablar con el gerente! --- dice mi padre.
--- ¿Qué se le ofrece?
--- Hace rato drogaron a una jovencita en este lugar. Se está muriendo. Necesito investigar que paso.
El vigilante llama por su radio.
A los pocos minutos sale un sujeto calvo de abdomen abultado.
--- ¿En qué puedo servirle?
Papá explica todo con voz fuerte y alterada. El gerente responde sin inmutarse.
--- Aquí no se consumen drogas. Es un sitio sano. Puede pasar a ver. Los jóvenes se divierten cada fin de semana y jamás ocurren cosas como la que usted menciona.
--- La niña de la que le hablo --- objeta mi padre ---, tuvo un infarto cerebral porque aquí, alguien le puso GHB a su bebida. El medico nos lo explico. Además, sus meseros les dieron tequila a los muchachos.
--- Está equivocado, señor. En las tardeadas solo servimos refrescos. Si la joven tomo droga o alcohol, ella o sus amigos la traían. A veces meten botellitas de perfume con líquidos que no son perfume. Haga la investigación en otro lado.
Pregúntele al joven que venía con ella.
Papá responde de inmediato:
--- Mi hijo es quien invito a esa chica a este lugar; él es testigo de que les dieron bebidasalcohólicas. De seguro, alguno de los vasos también contenía droga. Queremos hablar con el tipo de la puerta. Tenemos motivos para sospechar de él.
--- Mis empleados son honorables.
--- ¿Esta seguro?
El gerente le dice al auxiliar que vaya por su compañero.
El portero llega. Mira a Itzel de arriba abajo, como si estuviese coqueteándole. Mi prima lo encara con furia.
--- ¿Para que soy bueno? --- pregunta después.
--- ¿Conoces a la joven que se puso enferma hace rato?--- pregunta el gerente.
--- No.
--- ¡Le hablaste por su nombre! --- digo ---, en cuanto llego, la saludaste. Es tu amiga. Nos estuviste mandando bebidas a la mesa y ella acabo drogada. Se está muriendo por  culpa.
--- ¿Qué dices, estúpido? ¿Cómo te atreves a acusarme?
--- ¡Calma! --- exige el gerente.
--- ¡Vea lo que está diciendo este imbécil! Me quiere hacer responsable de algo que el hizo. ¡Tú drogaste a la niña! ¡Y no solo eso! La manoseaste. Le abriste los botones su vestido y le quitaste el piercing que traía en el ombligo. Lo vi.
--- Ella se desabotono --- trato de defenderme ---, me dio su alfiler. Yo no hice nada.
--- ¿Ahora resulta que eres inocente de todo? Pero bien que estuviste besándola y abrazándola como loco. ¿ o no?
--- Eso fue po… po… --- tartamudeo otra vez ---, porque se comportaba de forma mu… mu… muy extraña.
--- ¡Tu querías abusar de ella! Cuando fuiste al baño me pediste Roll and fall. Te dije queaquí no usábamos drogas, mucho menos Rofy.
--- Estas mi… mintiendo… Yo un… nunca hable contigo.
--- ¡Luego cuando ella se desmayó, la dejaste tirada en el suelo y quisiste huir!, pero encontraste a los paramédico y tuviste que regresar. ¡Reconócelo!
El gerente interviene:
--- Ahora se ve todo más claro. Lamento lo sucedido, señor, pero le recomiendo que platique con su hijo. Nadie puede darle mejor información que él.
--- Llegare al fondo del asunto --- responde papá ---, si mi hijo es culpable, lo pagara, pero si no lo es, arremeteré contra usted y su negocio.
El gerente sonríe, vuelve a rascarse el oído para sacarse la cerilla y da la vuelta dejando a mi papá enrojecido de coraje.
El portero truena sus labios mandándole un beso a mi prima. Ella se adelanta como dispuesta a darle una bofetada.
--- Infeliz --- murmura Itzel ---. Te vas a acordar de mi.
--- ¿Mas? Me acuerdo de ti a diario. Mejor no le muevas.
El portero se aleja. Ella se queda trabada. Yo no alcanzo a entender lo que acaba de suceder.
--- Hola, Felipe --- me estremezo; es la vos del director de la preparatoria. Está detrás de nosotros. Volteamos ---. Tus compañeros me acaban de avisar lo que paso. ¿Dónde se encuentra Jennifer?
--- E… en el hospital, director.
Mi padre lo saluda.
--- Estamos muy consternados.
--- Sí. Escuche la conversación. Felipe, ¿tú no le pusiste nada a la bebida de Jennifer?
--- ¡Ya lo he dicho muchas veces! ¡No lo hice!
El director suspira.
--- Oí que te acusaron por tratar de conseguir Rool and fall.
--- ¿Qué es eso? --- pregunta mi prima con timidez.
--- Rohipnol. Una medicina súper potente, de la familia de las benzodiacepinas. Se la dan a pacientes moribundos o con dolores muy graves, para sedarlos.
--- ¿Y también se usa como droga? --- pregunta mi padre.
--- Sí. Es la calle le dicen Rofy, Roche, Rofenol, Roll and fall y la Forget me pill. El primer efecto del Rohipnol es parecido al del alcohol. Tomar una pastilla equivale a beber seis latas de cerveza. Produce ebriedad instantánea, nauseas, mareo, desorientación, y sueño. Lo más importante del Rohipnol es que en los antros y fiestas se ha puesto de moda para drogar a las mujeres. Incluso por causa del Rohipnol en algunos países has salido nuevas leyes que penalizan el abuso sexual facilitado por drogas. Al Rohipnol le llaman la droga del “date rape” o “cita para violar”. Igual que el GHB se pone en las bebidas, sin que la persona se dé cuenta; también hay presentación liquida; como no tiene sabor, color ni olor, la bebida parece exactamente igual. El Rohipnol produce amnesia anterógrada.
--- ¿Ante… que? --- pregunto a medias, sin comprender.
--- Existen dos tipos de amnesia. La retrograda, cuando la persona olvida todo lo que le sucedió antes de un accidente y la anterógrada, cuando olvida todo lo que sucedió después. Imagina que tomas Rohipnol en tu refresco “por accidente”. No recordaras nada en absoluto de lo que te ocurra a partir de ese momento, aun cuando permanezcas despierto. La mujer, una vez que toma la droga, comienza a sentirse cansada y borracha. Es llevada a otro sitio donde el hombre que la drogo puede abusar de ella. Es común que sea desnudada y violada, incluso entre varios sujetos; luego es vestida de nuevo y dejada, dormida, en una cama. Al despertar no se acuerda de nada. También los hombres pueden ser víctimas de abusos y asaltos, aunque sean musculosos, se pones débiles como bebes cuando consumen esta droga. En altas dosis o mezclado con otras sustancias,  Rohipnol puede producir paro respiratorio y coma.
Volteo a ver a mi padre. Esta pálido.
Itzel tiene la boca abierta.
Yo no puedo creer lo que sucede.
¿Acaso los jóvenes ya no podremos ir a fiestas o antros?
Muevo la cabeza. Esa no sería la solución, nada va a quitarnos el placer de bailar y convivir. Pero, con esta modalidad de drogas, ¿ahora será necesario pedirle a los meseros que destapen los refrescos enfrente de nosotros, beberlos de inmediato, o cargar con el vaso a todos lados? ¿Y, al volver a la mesa después de bailar, ya no podremos tomar la bebida que quedo sin supervisión?
¡Esto es una locura!
Lo más extraño, después de enterarme que existen esas sustancias, es el hecho de que se hallen cerca, sean tan comunes y estén afectando mi vida de forma directa.
Papá le da al director los datos del hospital en el que esta Jennifer y acuerda encontrarse con el allá. Intercambian sus números telefónicos y nos despedimos.
Camino al estacionamiento, estoy a punto de tropezar varias veces porque tengo la vista nublada por las lágrimas.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Lectura 4

Semana del 22 al 26 de septiembre se trabajara en cada clase, no olvides que tu Papá o Mamá debe de poner su comentario y firma... recuerda también que es un rasgo a evaluar.
Cualquier duda... recuerda que puedes enviar un msj.. 

ghb

LA DROGA DEL BAILE ERÓTICO


Liquido insaboró que se pone en los refrescos; emborracha a la persona, la hace sentirse sensual y alegre.

El beso de Jennifer es tan repentino que me quedo paralizado. Siempre soñé con eso, pero algo no está bien. ¿Quién es la chica que esta sobre mí, besándome como si fuéramos novios desde hace meses?
Siento una extraña combinación de emociones: enamoramiento, alegría, excitación y miedo.
Respondo con torpeza a sus caricias. Se aparta y dice:
--- Me gustas mucho, Félipe. Estoy loca por ti.
--- Relájate --- respondo ---. Quítate esa peluca y abotónate el vestido. Vuelve a ser tu misma.
--- ¡Déjame! --- grita histérica ---. ¡No me toques! Tengo calor. Creo que voy a desmayarme. Quiero vomitar.
Da un salto y abriéndose paso entre la gente se dirige al sanitario. Voy detrás de ella; antes de entrar, voltea a verme y regresa para agarrarse de mi playera.
--- ¡Me asfixio, Felipe! El corazón se me quiere salir. Por favor ayúdame…
--- ¡Auxilio! --- grito.
Mi exclamación se pierde en el sonido de la música.
--- ¡Jennifer! --- le digo ---, ¿qué te pasa?
Jordy, el Zorrillo, y Modesta llegan corriendo.
--- ¡Traigan a alguien! --- ordeno ---, es urgente.
Modesta se va a toda prisa. Regresa con el portero. Detrás, llegan los demás compañeros.
--- Tenemos que sacarla de aquí…
--- ¡Necesita aire!
--- ¡Consigan un medico!
--- ¿Por qué tiene el vestido abierto?
Una de sus amigas le abotona la ropa mientras el portero nos lleva hasta afuera.
Jordy saca su celular. Me lo presta. Marco el teléfono de mi tía Beky. Le digo, casi a gritos, que debe venir de inmediato al antro. No le explico más y cuelgo.
En el pasillo de la plaza comercial, queda poca gente.
--- ¡Mi cabeza! --- se queja Jennifer con voz pastosa ---, no aguanto el dolor.
Respira con dificultad, los músculos de sus mandíbulas tiemblan. Parece hirviendo en fiebre.
--- ¿Qué me pasa, Felipe?
Sus ojos se abren enormemente y me miran con angustia.
Nuestros amigos no saben qué hacer. Me paro y corro.
--- ¿Adónde vas? --- grita alguien ---. No huyas.
Bajo las escaleras a toda velocidad. En la calle, busco a un policía. Paso más de diez minutos esperando. El tiempo parece eterno. Al fin llega una ambulancia. Corro hacia adentro guiando a los asistentes de emergencia.
Jennifer ha comenzado a convulsionarse.
Los paramédicos se mueven discretamente pero con seguridad. Uno revisa los signos vitales de Jennifer mientras otro le coloca una mascarilla de oxígeno. Pregunta:
--- ¿Saben si tomo alguna droga?
Todos voltean a verme.
--- ¡No! --- respondo de inmediato ---. Quizá antes de venir aquí comió algo que le hizo daño.
--- ¡Jennifer! --- grita una de sus amigas ---. Despierta. ¡Contesta!
--- Jóvenes, por favor retírense, déjenos trabajar.
En ese instante llegan, corriendo, mi tía Beky con su hija, Itzel.
--- ¿Qué ocurrió? ¡Dios mío!
--- ¡No responde! --- dice uno de los paramédicos ---, ¡tenemos que trasladarla de inmediato!
La suben a una camilla para llevarla a toda prisa hacia la ambulancia. Su peluca negra se queda tirada en el piso.
--- ¿Qué está pasando? --- pregunta mi prima Itzel, al levantar los cabellos artificiales.
Nadie le contesta. Caminamos detrás de la camilla. Cuando estamos en la calle, vemos llegar a mis papas. De seguro, mi tía les llamo. Parecen aterrados. Comienzan a hacerme preguntas. Yo no puedo ni hablar. Los compañeros alrededor de mí, explican sin ton ni son.
En mi mente se agolpan los recuerdos de esa semana. Un día antes, llame a mi tía Beky por teléfono para pedirle autorización de invitar a Jennifer a una fiesta en el antro de la plaza comercial. Mi tía se asombró un poco, porque, según me dijo, Jennifer estaba saliendo con un joven mayor, quien la llevaba en un coche deportivo a sus clases de jazz.
--- Lo sé, tía --- respondí ---. El tipo se llama Pascual. Trabajaba en la escuela como ayudante, pero ya renuncio y Jennifer corto toda relación con él.
--- ¿De verdad, Felipe? Que buena noticia me has dado.
Ese Pascual nunca me gusto. Prefiero, mil veces que Jennifer salga contigo.
Mi tía, además de ser la fundadora y administradora del orfanato, se considera la “mamá” de todas las niñas huérfanas de esa casa. Siempre lo ha dicho.
Convencer a mis padres resulto más sencillo. Solo les explique que se trataba de una tardeada y que no iban a dar bebidas alcohólicas. También les comente que iría con Jennifer, la chica más linda del orfanato. Me dejaron ir. No les platique nada de lo que ocurrió en la escuela. Pensaba decírselos después de la fiesta.
Los perfiles de la gente giran y las imágenes pasan ante mis ojos como una película en cámara lenta. La ambulancia enciende su torreta. El ruido agudo de la sirena resuena en mis oídos. Papá comienza a das instrucciones:
--- Ustedes, jóvenes, regresen a la discoteca, recojan las cosas de Jennifer y váyanse a sus casas. Beky, Itzel, Felipe y Lorena, suban al carro. Vamos a seguir la ambulancia.
Todos obedecemos. Ya en el auto, mi tía pregunta:
--- ¿De quién es el vestido que trae Jennifer?
--- No sé --- respondo ---. Fue al baño y salió con él.
--- ¿Y ese maquillaje y peluca?
--- Dijo que es una moda.
--- ¿Qué otra cosa rara notaste?
--- Estaba demasiado alegre.
Mi tía voltea a ver a su hija.
--- Itzel --- la interroga ---. ¿Jennifer se droga?
--- Claro que no, mamá, tú la conoces, ¡es una chava hiperactiva, pero sana! Todo el tiempo organiza coreografías de jazz.
Llegamos al pabellón de urgencias y bajamos del auto a toda prisa.
Durante varios minutos nadie nos da ninguna información.
Al fin sale un médico, preguntando:
--- ¿Quiénes son los papás de Jennifer?
Mi tía Beky se adelanta para explicar:
--- Ella es huérfana. Yo soy su tutora.
--- ¿La joven tomo alcohol?
Voltean a verme.
--- Si… --- confieso ---, pero no mucho.
Mi padre protesta:
---- Felipe, tú me dijiste que era una tardeada “de refrescos”.
--- Si, papá, pero un amigo le dio propina al mesero y nos dio soda preparada.
--- No lo puedo creer.
El medico insiste:
--- ¿Cuánto alcohol tomo?
--- Unos cuantos vasos de refresco de toronja con tequila…
El doctor asiente, luego informa:
--- Las cosas están mal, señora. Me apena decirles que la joven sufrió una sobredosis de droga. Le hicimos varios exámenes de identificación, y todo parece indicas que se trata de GHB.
--- ¡No puede ser! --- dice mi tía ---, debe haber un error.
--- En verdad lo lamento.
Hay un silencio denso. Durante varios minutos nadie puede articular palabra.
--- Explíquenos mas --- dice mi madre.
--- ¿Qué quiere decir?
--- Esa droga que tomo…
--- Gamahidroxibutirato. Un líquido sin color ni sabor sintetizado a partir de una sustancia química con la que se limpian circuitos eléctricos. Se ha usado como   pre-anestésico y como estimulante hormonal para aumentar el volumen de los músculos, pero, ahora, es una sustancia prohibida. Algunos le dicen “éxtasis liquido”, aunque no tiene nada que ver con la droga llamada “éxtasis”. También le llaman Liquido X, Gama y Gama-O. Un poco de GHB produce borrachera. La persona se siente alegre, eufórica y sin inhibiciones. Por eso, es común el consumo de GHB en fiestas y antros. A los homosexuales les encanta, porque dicen que quienes lo toman se vuelven más sensuales. También lo usan las parejas para bailar y moverse con “soltura”. Quien toma GHB se olvida de sus preocupaciones. Al día siguiente no siente debilidad o resaca; por el contrario, muchos hablan de una sensación de frescura y hasta mayor energía. El peligro verdadero del GHB consiste en que nunca se sabe cuál es la dosis que se está tomando. En un frasco de los que se venden en la calle puede haber solo cuatro gramos, que ocasionan mareo, mientras en otro frasco, con la misma cantidad de líquido, podría haber hasta treinta gramos de droga, cantidad suficiente para ocasiona una sobredosis. El GHB tiene efectos impredecibles; varían entre las personas. Cuando se usan con alcohol, puede ser fatal… pero aun, por si sola, en dosis altas, ocasiona ansiedad, temblores, sudoración, dolor de cabeza, vómitos, espasmos, convulsiones, pérdida de consciencia, paro respiratorio y estado de coma por depresión del Sistema Nervioso Central. Eso es lo que le paso a Jennifer…
Mis padres tienen los ojos muy abiertos.
---¿Jennifer está en peligro de morir? --- pregunta mamá.
--- Si --- dice el médico.
--- Esto es imposible --- comenta mi prima ---. Ella no toma drogas.
--- Bueno --- aclara el doctor ---, por los efectos que produce el GHB, es común que los hombres la pongan en la bebida de las mujeres sin que se den cuenta. Cuando una chica sufre una sobredosis, el principal sospechoso es el muchacho que la invito a salir.
Siento un leve mareo. Mi tía Beky voltea a verme muy despacio.
--- ¡Yo ni siquiera sabía que existía eso, tía! --- me defiendo ---. ¡De verdad! Mis amigos vas de antro todo el tiempo. Yo a veces los acompaño y jamás ha pasado algo así. ¡Esto es absurdo!
El medico nota la angustia en mi rostro.
--- ¿Tú estabas con Jennifer en la fiesta?
--- Sí.
--- Pues temo decirte que la policía querrá hablar contigo…
En primera instancia supondrán que tú la drogaste. Tal vez te detengan.





Continuara...

jueves, 4 de septiembre de 2014

Lectura 2

Nota: fecha de   trabajo 8 al 12 de septiembre
Recuerda que debe de venir el comentario de tu Papá o Mamá incluyendo el tuyo y con firma.
(no se revisara si no viene así)
además de recuerda que en clase ya se te dijo el día en que se trabajara exclusivo con la misma.
Dudas: Vía whatssap o facebook 


ENEMIGO AL ACECHO

Consumir droga es como darle alojamiento a un asesino en nuestra casa. Aunque duerma, en la noche despertara…

Miro alrededor, sorprendido de encontrarme en ese improvisado juicio en el que todo apunta hacia mi culpabilidad.
---¿Cuántos años tienes, Felipe?
--- Dieciséis.
--- Todavía eres menor de edad, pero eso no te va a eximir de algunas sanciones penales.
Intento defenderme, dirigiéndome al ayudante del laboratorio.
--- Tú dijiste que eras mi amigo, Pascual ¿por qué me haces esto? Tarde o temprano va a saberse la verdad.
--- Yo no soy amigo de gente como tú, Felipe; encontraron las pastillas en tu casillero --- gira la cabeza y levanta las manos como para demostrar inocencia ---. A mí no me pueden hacer nada. Estoy limpio --- se dirige al policía ---. Felipe trajo esas cosas a la escuela. Me las ofreció. ¡Yo también caí en la trampa! Creí que eran medicinas legales. Eso me dijo.
--- ¡Está mintiendo! --- rebato.
--- Es tu palabra contra la mía.
Mi respiración se hace más agitada. Sé que cuando investiguen, quedara demostrada mi inocencia, pero mientras tanto, tal vez sea suspendido de la escuela y la policía me detenga. Necesito ayuda. Solo si consigo testigos…
--- ¡Jennifer! --- exclamo ---. Díganle que venga. Por favor.
--- ¿Quién? --- pregunta el director.
--- Jennifer González. Estudia en mi salón. Pascual la invito a salir varias veces. ¡Jennifer nos conoce muy bien a los dos!
Háblenle. Ella dirá la verdad.
El director mueve la cabeza de forma asertiva y le pide al coordinador que vaya por la chica. Después le pregunta a Pascual:
--- ¿Invitaste a salir a una alumna? ¡Sabes que eso está prohibido!
Pascual titubea y se contradice.
--- Ella es una amiga. No somos nada. Nunca salimos. Solo a veces.
Por primera vez parece que ha perdido la calma. Se agacha para pensar.
Jennifer llega con pasos tímidos, escoltada por el coordinador. Se asusta al ver tanta gente reunida en la oficina.
El director le pregunta:
--- ¿Pascual ha tratado de venderte pastillas como esta? --- le muestra la cajita.
Jennifer se queda quieta como el personaje de una película en pausa. Luego exhala.
--- No.
--- ¿Estas segura?
--- Me las regala.
--- ¿Cómo?
--- A todos se las vende, pero a mí no. Me las recomendó para que pueda bailar mejor. Pertenezco a un grupo de jazz. Ensayo por las tardes. El me lleva en su coche… Solo dos ocasiones tome sus pastillas. Esos días, pude bailar como nunca. Tuve mucha energía, pero después pase las noches enteras sin dormir. Jamás volví a tomarlas.
--- ¿Dijiste que Pascual las vende? ¿A quién?
Jennifer titubea, prefiere salirse por la tangente.
--- Eso se rumora… A mí no me consta.
--- ¿Pero las trae a la escuela?
Mueve la cabeza de forma negativa.
--- No lo sé.
--- Suponemos que los comprimidos son de Speed King --- declara el policía ---, y la caja, que contiene más de un kilogramo, fue encontrada en el casillero de Felipe. Tendremos que arrestarlo a él.
--- ¡Jennifer! --- le digo con voz suplicante ---, no te quedes callada. Pascual está diciendo que la droga es mía.
Mi compañera observa el cuadro con detalle. Es fácil adivinar el temor en su rostro. A pesar de ello, se controla.
---Está bien --- entrecierra los ojos ---. Voy a decir la verdad --- agacha la cara ---. Pascual toma esas pastillas y otras. Dice que “se activa” con ellas. Un dia se puso muy agresivo. Por eso ya no quise volver a salir con el. Trae las pastillas a la escuela y las guarda en el casillero de Felipe --- hay un breve silencio cargado de expectación ---. Yo lo he visto…
Lo que ella acaba de decir nos ha dejado mudos.
Se necesita mucho valor para hacer lo que hizo.
--- ¡Jennifer, maldita! --- expele Pascual por lo bajo ---. Te vas a arrepentir.
El jefe de la policía toma esas palabras como una confesión.
Se acerca a Pascual y lo esposa por las muñecas.
---Tienes derecho a permanecer en silencio y a llamar a un abogado.
Salen del despacho.
Cuando las autoridades se han ido con el acusado, ninguno atinamos a decir nada.
Al fin, el padre de Susana emite con voz amenazante:
--- Esto no se acaba aquí. ¡Ya detuvieron al vendedor de droga, pero la escuela también tiene culpabilidad! Voy a llevar a mi hija a revisión y hablare con los padres de sus amigas.
¡Usted, director, es responsable por todas las secuelas que tenga esas niñas! ¡Va a tener que indemnizarnos!
El rector ha perdido el color natural de sus mejillas.
--- Espere, señor --- dice la doctora de la Secretaria de Salud ---. Antes de que haga un escándalo, debe pensar bien las cosas. La droga esta por todos lados hoy en día. ¡No se imagina la cantidad de casos que veo a diario! Sin ir más lejos, ayer llego al Centro de ayuda una jovencita adicta a la Cocaína. Hace algunos meses salió con su novio, tomo mucho alcohol y se embriago. Entonces, el novio considero que no era prudente regresar a la joven a su casa en estado y decidió cortarle la borrachera con “una rayita” de Cocaína. Es el remedio más usual. La chica sintió una dosis de bienestar y autoestima fuera de lo común. A partir de ese día acepto la oferta de una amiga, a quien antes había rechazado, y comenzó a esnifar Cocaína. Todo le fue mejor por un tiempo. Elevo sus calificaciones, su aspecto físico, su estado emocional, su seguridad y fuerza de carácter. Se llenó de un poder artificial. Hoy, su adicción la ha llevado a realizar los actos más inmortales. Esta arruinada. La droga brinda muchos beneficios inmediatos, pero usarla es como darle alojamiento en nuestra casa a un asesino. Aunque duerma un rato, en la noche despertara para matarnos.
El padre de Susana mueve la cabeza sin comprender.
--- ¿De qué rayos habla?
--- ¡De que no le servirá de nada tratar de perjudicar al colegio de su hija! La droga seguirá danzando alrededor. Mejor adviértale. Enséñele. Dele armas. Aborde el tema con ella abiertamente. Yo he trabajado en varios lugares. He tenido compañeros, profesionistas, que tomas por las mañanas licuados de frutas con Peyote. También conozco señoras de sociedad aficionadas a la Marihuana, y esposos que la fuman en pareja. Hay artistas, políticos y profesionistas de todo tipo que usan drogas. Es de lo más común. Su hija seguirá acechada por ese peligro toda la vida y tarde o temprano caerá, si no tiene convicciones claras.
El hombre no parece persuadido. Se ve dispuesto a seguir rebatiendo. Aprovecho la leve pausa para preguntar:
--- ¿Nosotros, podemos irnos?
--- Si --- dice el rector ---. Gracias, Jennifer y Felipe; regresen a su salón.
Salimos de las oficinas con movimientos decididos.
Cuando vamos subiendo las escaleras, le digo a mi compañera:
--- Me salvaste.
Jennifer parece preocupada. Sonríe sin responder nada.
Llegamos al aula. Todos nuestros amigos quieren enterarse de lo que paso. Ella prefiere no dar explicaciones. Yo la apoyo. Ambos sentimos cierta complicidad por haber acusado a Pascual y tenemos miedo de una posible represalia.
Al salir de la escuela, ella me dice:
--- El próximo viernes, nuestros compañeros irán a bailar de antro. ¿Por qué no vamos, tú y yo, como pareja?
Carraspeo. Después de lo que ha pasado, la oferta suena un poco descabellada.
---Sería interesante…
Jennifer es la muchacha más hermosa de la preparatoria, y ahora está libre. Pascual se ha ido para siempre.
--- De acuerdo --- contesto ---. Yo me encargo de pedir permiso…
--- Gracias. Te espero.
Se acerca para darme un beso muy cerca del labio. Me quedo vibrando por la emoción y el asombro.

El viernes siguiente, Jordy, el Zorrillo, pasa por mí en el Beatle color blanco de su madre. Subo al asiento del copiloto y lo saludo con gran alegría. Me dice:
--- Vamos a la casa de Modesta y después a la de Jennifer.
--- ¡Modesta! --- contesto, asombrado ---. ¿La compañera nueva que hace honor a su nombre? ¿Ella será tu pareja, hoy?
---Sí.
No digo nada más, para evitar ofender a Jordy, pero yo no saldría con esa chica ni aunque me obligaran.
Pasamos por las dos. ¡Qué diferencia de mujeres! Modesta lleva un grotesco vestido de lentejuelas y se ha levantado el cabello como solo lo hubiera hecho mi abuelita. Es tímida y desangelada; en cambio Jennifer, alegre y hermosa, aunque viene vestida de forma sencilla, me dice, al subir al auto:
--- Traigo otra ropa en esta maleta; luego me cambio. Te coy a sorprender.
--- Que bien…--- sonrió.
De inmediato, percibo que Modesta siente envidia de Jennifer. Es lógico. Ambas, en el asiento trasero del coche tratan de platicar, pero no existe la menor química entre seres tan dispares.
Llegamos al antro. Caminamos rumbo a la puerta. El Zorrillo, quien ha comenzado a sudar y a oler mal, me dice en secreto:
--- ¿No tienes miedo?
--- ¿Por qué?
--- Supe que Pascual estuvo detenido dos días, pero salió libre bajo fianza hoy. Me dijeron que tal vez ande por aquí…
Trago saliva y mis músculos se tensan.
En ese instante Jennifer me abraza por la espalda. Toco su esbelta cintura y siento un escalofrío. Ella se acurruca en mí. La abrazo con más confianza. Es una sensación indescriptible. Mis sueños secretos se están haciendo realidad.

--- No, Jordy --- contesto, convencido ---, no tengo miedo.